Clarissa Jones, es una adolescente soñadora, su deseo es ir a Londres a estudiar moda ¿Podrá cumplir su sueño?
(Esta historia tiene contenido +18)
¿Y si me hubiese quedado contigo? ( segunda o primera historia del mismo mundo es la historia de Susa...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Había dormido unas 2 horas, tal vez tres. Estaba cansada, pero no me gustaba faltar a clases. Me bañé, me vestí, cepillé mi cabello y bajé a desayunar. Todo iba bien hasta que vi qué día era. Hoy, el joven iría a buscar el diseño. ¡Carajo! Después de todo, será un buen día.
—Tienes muchas ojeras, ¿en serio no quieres quedarte?
—No, mamá, la verdad es que son los últimos meses y para qué faltar si aún pasan materia.
—¿Me dijiste mamá? —dijo ella con sus ojos llorosos.
—Creo que sí. —Sonreí.
Ella me abrazó. La verdad es que siempre he amado sus abrazos, así que la abracé. Me sentía tan plena al abrazarla, se sentía hermoso. Después, me fue a dejar al colegio. Cuando llegué, estaba Sofía en mi asiento. Ni siquiera la miré, solo me fui a sentar a otro lado colocando mis audífonos.
—Clarissa, tenemos que hablar.
—Creo que ya hablamos, así que largo.
—Clarissa, yo te quiero. Eres mi amor. Mira esas ojeras. —Toma mi rostro con sus manos y me besa.Le seguí el beso pero la aparté.
—No, ya basta, no voy a jugar a tu juego.
—¿Qué juego?
—Este juego de que estás conmigo luego con Alicia. Si tanto te jode que me vaya, ve con ella pero a mí déjame tranquila.
—Soy tu amor, Clary. Podemos hacer que funcione. Perdóname.
—Te acostaste con alguien más, donde hace dos días me estabas jurando amor, donde hace dos días hicimos el amor. No sé qué es el amor para ti, pero para mí es algo donde uno lo respeta.
—Soy humana, Clarissa. Me equivoco. Mírame a los ojos y cree en mí cuando te digo que te amo.
La miré a los ojos, vi esos hermosos ojos verdes. Sabía que decía la verdad, pero el asunto es que aunque fuera así, no tenía la certeza de que no lo volvería a hacer.
—Lo siento, pero por más que digas que me amas, no te voy a creer. Si me amaras, no me hubieses engañado. —Me coloqué los audífonos y puse "To build a home". Siempre escucho música deprimente cuando estoy deprimida. Sofía solo se fue a su asiento mientras que yo me quedé ahí escuchando música hasta que tocaron mi hombro.
—Disculpa, estás en mi asiento —dijo Emily, una compañera de curso que siempre estaba sola.
—Oh, eh, ¿puedes ir a otro lugar?
—No, la verdad es que no, ese es mi asiento, así que me harías el honor de moverte.
Cómo odiaba a esta chica. Me senté al lado de Sofía, a quien odiaba aún más. Lo peor de todo es que no siempre fue así, a cada rato me mandaba notas.