↠1897 Kim Taehyung es enviado a Rumanía a contribuir con las tutorías coreanas del Conde, con un rosario en la mano y un diario taquigrafico digno de la época victoriana lo que menos esperaba era caer en manos del dueño de la sangre, la eterna vida...
El quinto día de mi celo había llegado, tenía el calor hasta la cabeza; aún así agradecía sentirme aliviado de otra dolencia.
Jungkook había desaparecido después de la última cena y no volvió a venir a verme. No estaba de ninguna forma indignado ni nada por el estilo pero era como una especie de diversión el tenerlo acá con su rareza predominante.
Jugué con mi reflejo en el mango de mi maletín reposando en la esquina de la habitación. Quizás me veo catastrófico, no sería una sorpresa lucir desaliñado y haber perdido el típico porte admirable de un omega en tal época después de estar en este lugar y peor aún: con un celo terrible y un único reflejo distorsionado.
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Acaricié mi collar con los dedos, era un pequeño relicario en el que llevaba un retrato diminuto de Seojoon y yo. Me fue devuelto vacío y eso de alguna forma ayudó a detener cualquier crisis referente a él.
Alisé mi falda antes de pararme y decidir caminar afuera o visitar a Creu como distracción. Al ser las diez con veinte de la mañana ser acogidos con un frío clima de invierno típico del aura de Jungkook ya estaba de más como costumbre.
-Si tan solo tuviese alguien acompañando mi prisión, no me quejaría...
(¿Jimin?)
-Es igual que él, se desaparece y solo aparece para dejarme con cuestionamientos.
Dirigiéndome al jardín evité desviarme más me fue imposible el no hacerlo, de nuevo.
Ver a Biam en alguna parte al aire libre del castillo era lo más raro que podía pasar. Siempre estaba al lado de Jungkook y nunca afuera, no estando muy seguro de sus reacciones me acerqué con lentitud.
-¿Biam?
El cuervo volteó a mí de inmediato dejándome helado. Eso era sangre pero... Oh Diosa Luna.
-¿¡Eso es un puto órgano!?- grité exaltado- ¡J-Jungkook!
Me pegué mentalmente por seguir viendo esa... cosa. Cubrí mis ojos con mi palma derecha dando media vuelta y fue de inútil ayuda porque tan pronto como los despejé el animal ya estaba de nuevo frente a mí masticando con el pico ensangrentado.
-¡Voy a vomitarle encima a ese maldito!
(Tremendo.)
Intentando olvidar esa desagradable escena me alejé con pasos rápidos, estaba seguro de que era un órgano. Por más traicionero a la confianza de Jungkook que suene, aún dudo si terminaré de esa forma.
De hecho ya no volví a encontrar a Jimin, en la biblioteca o en cualquier lado. Solo me quedé nadando en la duda de sus palabras; ignorando que la desaparición del señor Jeon me asusta de sobremanera.
Finalmente me dirigí al "pequeño" jardín. Quería ir más lejos y explorar un poco los límites por lo que no me molesté en hacerle saber a Namjoon o a Jin que vendría. No sería una gran desobediencia de cualquier forma, volvería rápido.
