Capítulo 21

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Encontré imposible el tranquilizarme mientras esperaba impaciente al Conde. Era tanto el misterio que ni siquiera me podía preocupar en reflexionar acerca de la situación.

Sí, sofocante como sus besos.

¡Oh, Kim Taehyung!

-Eres toda una celebridad eh. Hola Tae.

-Hola Nam.

Estaba feliz, resultaba una grata sensación de paz el verlo. Sonreí y me acerqué caminando en puntitas, para darle un ligero abrazo con timidez; el me devolvió el agrado con asombro.

Bajé la mirada y fue entonces cuando me vi a mí mismo en el periódico, abriendo desmesuradamente los ojos podía asegurarlo. ¡Era yo!

Namjoon sonrió preocupado y asintió poniéndolo en mis manos, atento a mi reacción.

-Santa Luna es mi primera vez en el periódico y...

-Lo sé Tae- jadeó frustrado-. Jungkook lo arreglará de inmediato, no tienes que preocuparte por-

-¡Y me veo horrible!

Lo dejé caer como si quemara y gemí cubriendome la cara. Valaquia ¡e incluso Jungkook! lo vieron. Estaba a un relámpago de volverme loco.

-¿A-ah?

-¡Ni siquiera me veo delgado! Tienen que eliminarlo, cancelarlo y lo que sea. Este no es el rostro que me prometió... - susurré.

-¿Te prometió?

-!Jungkook! Dijo que era precioso, ese maldito...

-¿Me has dicho maldito?

Salté en mi lugar y lo señalé con enojo, una mano en mi pecho demostrando mi susto. Me llenó de indignación su tranquilidad aparente, acercándose como un depredador con esas cejas caídas y sus bonitos grandes ojos clavados en los míos.

(¡Bonitos!)

-Jungkook, seriamente. Debes dejar de aparecer así cuando él y yo estamos hablando, es una falta de respeto.

-¿Qué quieres decir con falta de respeto? Te recuerdo Taehyung que fuiste tú quien ha roto mis decretos sin vergüenza alguna.

Tomó el periódico en un movimiento rápido y lo ojeó chasqueando la lengua. Ignoré la punzada de su áspero "Taehyung".

-Realmente lo siento, ya te lo dije.

(No olvidar sumisión.)

Incliné la cabeza y doblé las rodillas, mordiéndome los labios.

-Jungkook- el más alto replicó.

-Ai lucruri mai bune de făcut Namjoon.

Hubieron treinta segundos de silencio, vi los zapatos de Nam alejarse y de pronto temí del otro vampiro. Sin perder la capa de seguridad con la que su sola presencia me rodea.

-¿Qué estás haciendo?

-Lo lamento- mascullé.

Lo sentí acercarse y cerré los ojos. Usualmente el reclamo de los Alfas siempre se resume en el maltrato psicológico y nunca faltante, el físico.

Dañar la imagen delicada de un Omega promedio en el Siglo XIX te acredita un poder justificable; te hace sobresalir para desgracia de orgullo en tu jerarquía.

Me tomó un horrible escalofrío, sus dedos que comenzaba a creer estaban igual de fríos que su corazón me tomaron la mandíbula hasta enderezar mi postura. Corrigió delicadamente mis hombros y me incitó a abrir los ojos.

VALAQUIA | KOOKV ⚰️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora