VALAQUIA | KOOKV ⚰️

Capítulo XX

Rumanía, Brașov
A doscientos y treinta días, 1593

"-Por favor, prometo comportarme.

-¡Cuál ha de ser la insistencia! Irías si tan solo fueras capaz de mantener tu rebeldía e insensatez lejos de lo que es importante.

-¡Te digo que voy a comportarme!- reproché, casi tirándome para rogar.

-Jungkook, te he pedido de rodillas que me acompañes ¡A una reunión! ¿Qué es lo que viste?

-Yo no vi nada.

Mi resignación se desvaneció, podía ver su rostro tímido proyectarse en mi cabeza. Tan pequeño y delicado, caí frente a mí padre.

-Por favooor- su rostro gritaba explicaciones obligándome a ceder.

Había durado cuatro minutos en soltar todo, lo que era por unos segundos un logro que superaba el último.

¡Algún día habría de igualarlo!

-Está bien, vi una carnada.

Sus ojos brillaron, orgulloso.

-¿Quién? Lo conseguiré.

-Es uno de sus criados.

Me mordí las mejillas. Podía verlo intentado maquinar una respuesta paciente y agradable, tratando de hacer a un lado cada prejuicio mientras bloqueaba sus pensamientos.

Era un juego de ambos. Él me prohibía el paso a su mente y yo lo hacía ajeno a la mía, de la misma forma y con la misma fuerza.

-¿Estás sediento?- preguntó en un intento de sonreír.

-Oh no, no hagas eso. ¡Hablo en serio padre! Intentas sonreír- señalé- pero terminas siendo un horripilante y monstruoso vampiro envejecido, solo permanece así.

La mueca se deshizo con su creciente indignación. Suspiré tomando asiento en el suelo, iba a decirlo.

-Bueno... Verás, ese Omega es algo que simplemente no puedo describir, si lo vieras...

-¿No lo quieres para beber su sangre?- negué con la cara hirviendo, toda mi sangre acumulándose en vergüenza sobre mis pómulos- ¿Para satisfacerte?

-¡No! E-es, se ve que es un joven muy inocente y ellos lo tienen realmente mal; y es bonito, entonces...

-Oh, ya veo. ¡Una obra de caridad!

-¡No!- me di una palmada en la frente, quería gritar.

-¿Tú...?

-Quiero conocerlo- repliqué balbuceando.

Habría de saber sus palabras posteriores, trayendo a mi mente un recuerdo gracioso con un toque de culpa. Mi padre chasqueó las largas uñas y bufó.

-¿Qué hubo de suceder la última vez con el Omega que "querías conocer"? Terminó siendo tu presa en un ataque de ansiedad porque Biam no quería volver de su forma humana.

-Eso es un c-caso aparte.

-Como sea, haré que termine en tus manos. Busca su nombre y yo me encargaré, en coyuntura de que pises la Iglesia Negra ten cuidado con los escándalos y vela por no meterte en problemas con los Beta.

Susurrando un qué he de hacer contigo en unos años me dejó solo. Llamé a mi cuervo y saqué un poco de carne del refrigerador.

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