Nunca hagas nada que Jungkook no haya pedido.
-Aléjate de mí- espetó jadeando errático.
Estaría de más decir que la situación se había volteado de la forma más extraña e impredecible posible. Y era raro, por supuesto que lo era.
¿Alguna vez imaginé estar sobre el Conde rogando que siguiera comiendo mi boca?
Hubiese llorado tan solo con escuchar la pregunta.
-T-tú estás sosteniéndome Ju-ngkook- le dije, sin parar de ahogarme en su lengua.
Si alguna vez se leyera mi historia de vida, deberían saber que no era mi intención no detener lo que sea que estábamos haciendo; sin embargo, me había sido imposible frenar mis impulsos por culpa completa de su astucia para atraerme a él.
Con los dilatados ojos rojos que me abrazaban la tímida mirada y los labios bañados en sangre que me absorbían sin pudor, mi moral se perdió en algún lugar de mi cuerpo.
-Señor Jeon- reproché- Debe... debe parar.
(No lo hagas, Alfa)
Una fría mano rozó la parte trasera de mi cuello, volviendo en sí me alejé del tacto y lo miré aterrado.
No estaba inconsciente, mi vulnerabilidad por el celo era muy poco abrumante a ese punto. Y como si eso no fuera suficiente, mi lobo le estaba llamando Alfa a Jungkook.
-¿Por qué no te alejas?- me retó, su aliento haciendo arder mis labios.
-P-porque aún temo que me mates, maldito.
Automáticamente, el vampiro se alejó de mí con el ceño fruncido y bufó indignado.
-¡Santa Luna Taehyung! ¿Cuál es tu problema con el razonamiento?- aproveché para golpear con débil fuerza su pecho- ¡Auch! ¿Eso por qué?
-¡Me estás llamando estúpido de nuevo!
-Solo dime ¿Cómo puedes seguir creyendo que voy a matarte? Ya deberías haberte dado cuenta que a la certeza de eso, no seguirías vivo desde hace mucho.
-Y, además... - prosiguió- No estaría comiéndote esa insaciable boca que tienes, precioso.
El enojo se esfumó de mi cuerpo siendo opacado por un bochorno y una vergüenza terrible.
-Me temo que acabo de odiar por primera vez en mi vida la obscuridad. ¿Debería exponerme a la luz y arriesgar mi vida solo para poder ver tu dulce sonrojo?
-¡Oh Dios ya cállate!- exclamé avergonzado en un grito.
-No sé por qué te aterra morir si parece que estás dispuesto a retar al mismo diablo. ¿Me acabas de callar?
(Es que queremos que nos castigues)
-¡Ya basta perro hormonal!
(¿Me llamaste perro?)
-¿Me llamaste hormonal?
Cualquier artista hubiese amado pintar la expresión de mi rostro en este momento para dejarlo plasmado en un recordatorio a las futuras generaciones a no ser estúpidos en momentos controversiales.
-Olvídalo.
Cerré mis ojos por un breve momento.
El Castillo siempre guardaba un eco delicado que nunca tenía intención de ganarle al silencio. La respiración pausada del Conde fue opacada por mis erráticos latidos; sentía mi corazón explotar.
Jungkook acompañó mi acción, sin alejarse un centímetro.

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VALAQUIA | KOOKV ⚰️
Poetry↠1897 Kim Taehyung es enviado a Rumanía a contribuir con las tutorías coreanas del Conde, con un rosario en la mano y un diario taquigrafico digno de la época victoriana lo que menos esperaba era caer en manos del dueño de la sangre, la eterna vida...