Capítulo 5

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      Capítulo 5

Dejó las llaves sobre la mesilla de la entrada, entre jadeos. Había corrido toda la noche por la ciudad, buscando el automóvil color perlado por doquier, sin resultado alguno. Sus tíos ya se habían ido a dormir, pero antes dejaron la denuncia hecha en el distrito estatal el lugar. De todas formas, no era la primera vez que sucedía. Conocían a Jess y ese espíritu aventurero en él.

    Pero Lyod no podía dormir tranquilamente con la idea de que estaba allí fuera, lejos de él. Se acarició las sienes. Le latían al punto de estallarles.

      "Piensa, algo debes recordar del conductor... Algo..."

      Recurrió a esos sitios olvidados de su mente, esa mirada fugaz al automóvil... Descubrió que debería ser un Peugeot por la apariencia, que tenía las cubiertas negras... Pero, algo se le escapaba...

      "¡Eso es, el conductor tenía el cabello rubio, de eso estoy seguro!"

      Se levantó en medio de la sala, y al caer en la cuenta de sus recuerdos, presionó la mano en un puño.

      "Ese bastardo..."

 

 

 

Sentía su respiración tranquila y acompasada sobre la nuca. Era tortuosamente dulce. Se volteó para mirarlo de frente. Era mucho más fácil al verlo dormido, sin esos ojos negros que lo ponían tan incómodo. Le acarició los mechones color ceniza que le caían sobre la frente.

      "A veces creo que si no lo toco despacio... podría romperse"

      El hombre reaccionó ante su tacto y se inclinó sobre sus dedos. El calor que desprendía su cuerpo desnudo era abrasador, como las llamas de una fogata. Pero guardaba ese tono pálido, ese misterio tan magnánimo que sólo podía poseer la luna. Esa magia indescifrable.

      Jess se acercó y a pesar de su bochorno, amagó a besarlo otra vez, pero cuando estuvo a pocos centímetros de su boca, oyó que murmuraba por lo bajo:

      —Emily... Emily, no... No te vayas...

     Extendió la mano y tomó al muchacho en un abrazo asfixiante contra su pecho. Desde ese ángulo podía observar lo maravillosamente largas que eran sus pestañas, pero Jess apenas tenía noción de todo a su alrededor en ese momento. Sentía un enorme dolor que le comprimía el pecho.

       "¿Quién es Emily?"

     

 

 

 

Aproximadamente a mediados de las horas de la tarde, Jess Owen llegó a su hogar con la cabeza gacha y un fuerte aliento a yuyos caseros. Cuando le preguntaron dónde diablos había pasado la noche, se limitó a fingir ignorancia y observó por el rabillo del ojo que Sasha venía tras él. Sus tíos se quedaron de piedra al verlo, y no se hizo faltar la voz apremiante de Lyod, que corrió a abrazar a Jess.

      — ¡Yo sabía que reconocí ese cabello! ¡Ese bastardo violó la inocencia de...!

      — ¡L-lyod!—el niño le cubrió la boca para que se callara— E-estás exagerando.

      A pesar de su latente irritación, Sasha fingió una cálida sonrisa.

      —Siento mucho haberles hecho pasar un mal momento, pero Jess apareció otra vez en mi casa anoche, y no podía traerlo en medio de la noche gélida con lo delicado que se encuentra... Se ha apegado mucho a mí, no lo culpen.

Nos une la misma lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora