UN FAVOR.

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OCEAN.

—Eso fue tremendo amigo —dice Michael cuando lo saludo.

—¿Te refieres al concierto o al hecho de que llevamos a nuestra hermana y a él se le ocurrió hacer una canción sobre ella y tocarla esta noche en particular? —suelta Rouse con sarcasmo y me abraza.

Llegaron los tres a la fiesta. Cuando los invite fue porque quería que ella viniera. Quise hacerle un poco de caso a Sary y hablar de nosotros, de lo que paso. Supongo que no será fácil, mucho menos después de soltar esa bomba en forma de canción.

—No sabía que ella estaría ahí —comento.

—Ni ella se imaginaba verte arriba de un escenario frente a cientos de personas —habla Sary.

Volteo a ver a los hermanos de Paula y ambos se encojen de hombros.

—Nunca ha querido hablar sobre ti y vivir del otro lado del mundo le ayudo a mantenerse alejada de todo lo que sucede aquí —.

La rubia y mi hermana se van a la barra por un par de tragos.

—Ella insistió mucho en decirte lo de mi hermana y creí que era lo mejor. Si se encontraban por ahí no te tomaría por sorpresa darte cuenta de que estaba comprometida o casada. Han pasado cinco años y para todos ha sido complicado lo de ustedes. Sary y yo somos los que más padecemos su separación. Son nuestros hermanos —.

Michael me extiende una cerveza que trae en la mano y la choco con mi vaso de wisky.

—Se casa con él —suelto con fastidio.

—Escucha, no es algo que a todos nos parezca buena idea; pero tú le pediste que se fuera y ahora las cosas han cambiado. No puedes esperar que detuviera su vida por ti. Jamás nos metimos en este asunto porque pensamos que en algún momento todo se iba a arreglar cuando te dieras cuenta de que fue algo estúpido. No la buscaste en todo este tiempo. Ella está haciendo realidad su sueño y tú estás viviendo el momento de tu vida rodeado de todo esto —.

Michael señala la fiesta y yo bebo toda mi copa de un solo golpe.

—Cambiaria todo esto por volver a verla sonreír conmigo —siseo.

Camino de vuelta a la barra y pido otro trago.

Cuando me percato de las cosas estoy ya muy ebrio, sentado en una de las salitas del club y mi acosadora rubia rodea mi torso con sus piernas.

—Vamos a tu departamento —susurra en mi oído.

Me la quito de encima y camino al baño.

Me mojo la cara y me quedo observándome unos segundos.

—¿En qué te convertiste? —me pregunto.

Salgo buscando a mi hermana, pero me doy cuenta de que ya no queda nadie más que el círculo cerrado de mi representante. Tomo una botella de la mesa.

En la entrada pido mi coche y me monto.

Es raro como un día solo eres un chico con un auto viejo y de repente te conviertes en un tipo con dinero y un coche de lujo. Extraño a ese chico y ese carro viejo.

Prendo el estéreo del coche y suena mi álbum, pero lo quito de prisa y pongo algo distinto. Subo todo el volumen y me concentro en cantar a todo pulmón para evitar pensar.

CUANDO EL AMOR NOS DIO OTRA OPORTUNIDAD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora