ABRIL
Terminamos la misa y enterraron a Darío.
—¿Te vienes a casa? — me preguntó mi madre.
Antes de contestarle, miré a Víctor.
—¿Te quieres venir?
—Yo no puedo entrar a tu casa y tú es normal que no quieras pisar la mía. Vete con ella, no me importa.
—¿Puedo? — le preguntó a mi madre.
—Claro que puedes.
—¿Tanto te has enfadado con tu padre? — le pregunté yo.
—Esta tarde voy a por unas cosas y me las llevo a tu casa — Ruth se le quedó mirando.
—No sé si voy a poder estar en esa casa, al menos ahora.
—¿Te vas a vivir con ella? — le preguntó sin creérselo.
—Esa era mi idea. ¿Te molesta?
—Te enfadaste con tu hermano porque estaba con ella.
—Y con su padre para no dejarte, Ruth.
—No voy a dormir en su cama, solo voy a vivir con ella. Hasta que encuentre un piso para irme contigo.
—Ahora estoy más tranquila, confío en vosotros.
—Tanto tú como ella sabéis de quien estoy enamorado. Y no es de ella, por si tenías alguna duda — dijo y la besó.
—Vamos, chicos — nos dijo mi madre.
Yo fui a despedirme de los padres de Víctor y lo obligué a venir conmigo.
—¿Te vienes a casa? — le preguntó el padre.
—¿Has cambiado de opinión?
—No.
—Pues no, me voy con Abril y su madre.
Vi a su madre susurrarle algo a lo que él negó con la cabeza y la abrazó.
—Adiós mamá. Adiós Luis — y tras esas palabras desapareció.
Mi madre y yo empezamos a caminar hasta que nos lo encontramos en una esquina.
—Cómo siguiera allí, le partía la cara a mi padre.
—Hey, Víctor. Tranquilo — dije abrazándolo.
—Soy mayor para que elija a mis novias.
—Me has recordado a tu hermano.
—Eres incapaz de decir su nombre, ¿no? Anda, ven — y me abrazó.
—Secaos las lágrimas que os va a ver Noa — nos avisó mi madre.
Y secándome las lágrimas entré a casa de mi madre.
—Que buena es — me dijo Iris y Noa vino corriendo hacia mi.
—Cariño — dije abrazándola.
—¿Cuántos somos para comer? — preguntó Javi.
—Cinco y la niña — le contestó mi madre.
—¿Este quién es? — dijo mirando a Víctor.
—Mi mejor amigo — dije yo.
—El hermano de Darío — dijo mi madre por lo bajito para que solo la escuchara Javi, pero yo también la escuché.
Nos sentamos todos en la mesa, miré a mi lado y vi a Darío.
¿Cómo no? Los ojos se me llenaron de lágrimas.
—No tengo hambre — dije dejando a todos en la mesa y subiéndome a mi cuarto.
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Mi vida sin ti (3) ✔️
Novela JuvenilTercera parte de amor prohibido. Tran la muerte de él, ¿qué harás con tu vida? Buscar lo que te hacía sentir él en otra persona, no es lo mejor, ¿no? Pero sabes que hay alguien esperandote, para apollarte. Quiere lo mejor para ti y estar llorando a...