Capítulo 2 "Descansa"

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ABRIL

Terminamos la misa y enterraron a Darío.

¿Te vienes a casa? — me preguntó mi madre.

Antes de contestarle, miré a Víctor.

—¿Te quieres venir?

—Yo no puedo entrar a tu casa y tú es normal que no quieras pisar la mía. Vete con ella, no me importa.

—¿Puedo? — le preguntó a mi madre.

—Claro que puedes.

—¿Tanto te has enfadado con tu padre? — le pregunté yo.

—Esta tarde voy a por unas cosas y me las llevo a tu casa — Ruth se le quedó mirando.

—No sé si voy a poder estar en esa casa, al menos ahora.

—¿Te vas a vivir con ella? — le preguntó sin creérselo.

—Esa era mi idea. ¿Te molesta?

—Te enfadaste con tu hermano porque estaba con ella.

—Y con su padre para no dejarte, Ruth.

—No voy a dormir en su cama, solo voy a vivir con ella. Hasta que encuentre un piso para irme contigo.

—Ahora estoy más tranquila, confío en vosotros.

—Tanto tú como ella sabéis de quien estoy enamorado. Y no es de ella, por si tenías alguna duda — dijo y la besó.

—Vamos, chicos — nos dijo mi madre.

Yo fui a despedirme de los padres de Víctor y lo obligué a venir conmigo.

—¿Te vienes a casa? — le preguntó el padre.

—¿Has cambiado de opinión?

—No.

—Pues no, me voy con Abril y su madre.

Vi a su madre susurrarle algo a lo que él negó con la cabeza y la abrazó.

—Adiós mamá. Adiós Luis — y tras esas palabras desapareció.

Mi madre y yo empezamos a caminar hasta que nos lo encontramos en una esquina.

—Cómo siguiera allí, le partía la cara a mi padre.

—Hey, Víctor. Tranquilo — dije abrazándolo.

—Soy mayor para que elija a mis novias.

—Me has recordado a tu hermano.

—Eres incapaz de decir su nombre, ¿no? Anda, ven — y me abrazó.

—Secaos las lágrimas que os va a ver Noa — nos avisó mi madre.

Y secándome las lágrimas entré a casa de mi madre.

—Que buena es — me dijo Iris y Noa vino corriendo hacia mi.

—Cariño — dije abrazándola.

—¿Cuántos somos para comer? — preguntó Javi.

—Cinco y la niña — le contestó mi madre.

—¿Este quién es? — dijo mirando a Víctor.

—Mi mejor amigo — dije yo.

—El hermano de Darío — dijo mi madre por lo bajito para que solo la escuchara Javi, pero yo también la escuché.

Nos sentamos todos en la mesa, miré a mi lado y vi a Darío.

¿Cómo no? Los ojos se me llenaron de lágrimas.

—No tengo hambre — dije dejando a todos en la mesa y subiéndome a mi cuarto.

Mi vida sin ti (3) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora