Capítulo 27 "La confianza"

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ABRIL

Me levanté al día siguiente y fui a despertar a Noa. Aún era temprano para irnos.

Así que le preparé a Noa un vaso con leche y galletas y yo me tomé un café y unas tostadas.

¿Cuándo había crecido tanto esta niña? Ya tenía dos años.

En medio del viaje paramos para que las niñas comieran algo, nosotros podíamos aguantar.

En un abrir y cerrar de ojos llegamos a Alicante. La casa era realmente preciosa, mucho más de lo que imaginaba.

Todos entramos a la casa a dejar las maletas, Jordi la dejó en el salón.

—¿Vas a dormir en el sofá?

—Más cómodo que el suelo es. No te preocupes. Todas las camas son dobles.

—La que debería dormir en el sofá soy yo. Tú has alquilado la casa.

—Cómo la he alquilado yo, decido dormir en el sofá.

—No quieres dormir en el sofá.

—Lo que no quiero es presionarte a dormir conmigo.

—Dormí contigo sin conocerte, ¿piensas que te voy a dejar durmiendo en el sofá? La respuesta es no.

—Aún es temprano para dormir, dejarlas donde sea — nos gritó Mel.

Él no estaba muy convencido, pero al final dejó la maleta en la habitación.

—Quedaos con las niñas que vamos a comprar algo de comer — dijo Jordi.

Marc y Jordi se fueron a comprar algo de comer y Mel y yo les pusimos todas las protecciones posibles a las niñas y el bañador. Luego nos pusimos nosotras el bikini y nos metimos a la piscina con las niñas.

—¿Por qué Jordi no quiere dormir conmigo?

—Claro que quiere, pero quiere que se lo pidas tú.

—No hagas nada, Mel. Me lo prometiste.

—¿Nada de nada?

—No. Nada.

—Uy, Cloe está cansada.

—Y Noa parece que también.

Sacamos a las niñas de la piscina, les pusimos un bañador seco y las acostamos.

De mientras nosotras nos pusimos a tomar el sol, justo llegaron los chicos y note la mirada de Jordi de arriba abajo.

—Tú no te cortes.

—Corta con la confianza, cuñi.

—Perdón — y volvió la mirada a la barbacoa.

—Es normal que te mire tía, te miro hasta yo.

—No me acostumbro.

Me metí de nuevo en la casa, me quité el bikini mojado, me puse uno seco con una camiseta tres tayas más de la mía y me recogí el pelo un moño, para salirme fuera.

—Estás guapa hasta así — me dijo Mel.

—Lo siento si te ha molestado — me volvió a decir Jordi.

—Es normal que se le vayan los ojos — me dijo Mel y yo me puse colorada.

—Ya me has puesto roja, gracias Mel.

—No te avergüences de ponerte roja, ni que fuera la primera vez — me dijo Marc.

Nadie sabe que anoche me puse roja con unas palabras de Jordi.

Mi vida sin ti (3) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora