O25

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Luego de la conversación con la madre de Roier, Spreen subió hacia el cuarto que compartía con Roier, para encontrarlo sólo con los pantalones del pijama e hizo señas con enojo al verlo entrar sin tocar.

El rubio no detuvo su paso hasta abrazarlo, apretando al chico contra sí, intentando borrar de su cabeza la idea de que su amigo había estado muerto.

Roier estaba confundido, pero dejó el abrazo porque le gustaba cuando el mayor lo abrazaba así de bien.

Hizo una seña con la mano para preguntar qué le pasaba.

Spreen se avergonzó cuando reaccionó en lo que había hecho, e intento apartar la mirada del pecho desnudo de Roier.

-Eh... No, no, nada es que... - no podía decirle lo que había pasado, sabía que a Roier no le gustaba hablar del tema-, soy muy afortunado de tenerte... - murmuró, ocasionando que los dos se sonrrojaran

Roier se colocó la remera del pijama y le hizo una seña a Spreen para que él se agachara un poco, quedando con el rostro a su altura.

Un poco confundido, Spreen se inclinó hacia él.

Un poco más confundido cuando Roier se acercó para dejar un beso en sus labios, no supo qué decir durante varios segundos.

- Ro- el menor colocó un dedo sobre los labios de Spreen, haciéndolo callar.

El rubio lo vió llevar otro dedo a sus gruesos labios, que tenían una pequeña sonrisa, haciendo el movimiento de "Shh" pero sin el sonido.

Y como si nada, se metió en su cama, dándole la espalda a Spreen, dejándole entender no hablarían del tema. que

Spreen suspiró, tragando todo lo que quería decirle, tocó gentilmente sus labios, pensando que había sido bendecido.

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