O41

1.7K 266 36
                                        

Por la mañana, cuando desayunaban, y la madre de Roier se había ido a hacer unas compras, Spreen aprovechó para hablar con Roier.

- ¿Qué pasó en tu pesadilla? - preguntó, masticando sus cereales con yogurt de frutilla.

Roier pensó un minuto, antes de escribir en su cuaderno.

"¿Anoche?"

- Ajam.

De nuevo, el mudo recordó por un momento.

"No recuerdo bien. Pero al principio del sueño, yo podía hablar".

Spreen asintió, esperando a que Roier siguiera escribiendo.

"Creo que iba contigo a decirtelo, pero cuando te enterabas me dejabas".

Spreen frunció el ceño, algo ofendido.

¿En serio Roier piensa que él es capaz de dejarlo?

"Te ibas cuando te enteraste que podía hablar. Me dejabas solo. Recuerdo que lloraba y que pedía a gritos que volvieras, pero me ignorabas".

Spreen pasó sus cereales con algo de dificultad, de repente se sentía culpable.

"Pero luego escuché tu voz que me llamabas, y desperté, seguías ahí".

Spreen sonrió un poco, Roier también.

El rubio tomó su mentón, dejando un corto beso en los labios del mudo.

Nunca me iré- dijo.

Roier asintió.

"Lo sé"

Nunca te dejaría, no lo haré.

Roier se ruborizó.

- Me asusté un poco cuando te vi, sabía que no estabas soñando nada bonito.

Roier sólo se encogió de hombros.

El mudo sabía que sólo había sido una pesadilla, que eran normales, no era su primera y no sería a última, pero no tenía miedo, sólo era su imaginación, y no ocurriría.


Explico un poco lo que pasó:

Roier no puede hablar de forma consciente, pero sí puede hablar en sueños, o sea, de forma inconsciente, claro que no sabe qué es lo que dice y lo que no.

Esto no significa que él se "recupere" y pueda hablar, al contrario, son síntomas que tiene su tipo de mudez, él sigue igual que antes.

mute ‹ ( sproier ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora