mute ‹ ( sproier )

048

En el funeral, Spreen simplemente no pudo llorar.

Todo el dolor lo había consumido, sin dejar ni un gramo de lo alguna vez él fue.

Se sentía tan muerto como el mismo Roier se encontraba.

Era absurdo, Roier nunca había tenido la culpa, él no merecía nada de esto, no merecía que esa camioneta no frenará antes, no merecía haber huido de la escuela, y tampoco haberse sentido abandonado.

Era todo culpa de Spreen, y él lo sabía.

De haberle dicho antes a su madre, de haberlo hablado, ella no lo hubiera encerrado en casa "hasta que se le quitara lo gay", o quizás de haber escapado un poco antes, aprovechando cuando su madre se fue digna a cambiarlo de escuela, podría haber llegado a tiempo.

O al menos, antes de encontrarse a la madre de Roier llorando desconsoladamente, para decirle, entre llanto, que Roier había tenido un accidente.

En cuanto escuchó eso quiso ir hacia él, quiso correr, quería ayudarlo, quería estar con él, de la misma forma que había hecho cuando lo encontró golpeado en el baño, o cuando se cayó durante un ensayo de baile.

Pero la mujer lo detuvo.

Ya no hay nada que hacer, está muerto.

Y sus palabras habían desatado un apocalipsis en su interior, destruyendo cada parte de su ser, para terminar en un gran estallido de dolor, que ocupaba todo su cuerpo, que casi parecía hacer presión para que él terminara por explotar.

Y sólo pudo llorar, al igual que aquella mujer.

Para cuándo fue el funeral, él no tenía más lágrimas, y su dolor se había ido, dejando un vacío en su pecho, como si le hubieran arrebatado su alma, o su corazón, aunque tenía la certeza, que este estaba junto al cuerpo de Roier, en aquel ataúd.

Luzu y Quackity también estaban allí, pero supieron que Spreen ya no era el mismo con sólo la primera mirada, y por más que intentaron hablar, la conversación era más que forzada, y ninguno tenía ganas de seguirla del todo.

Así que simplemente dejaron de hablarse.

Spreen, junto con el padre de Roier, y un par de familiares de Roier, fueron quienes terminaron de hechar tierra sobre el ataúd, aunque era él mismo quien quería ser enterrado.

Roier estaba muerto, y Spreen también, sólo que en mundos distintos.

Ambos habían terminado igual, pero diferentes.

𝐅𝐈𝐍.