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Armin se inclinó hacia delante muy lentamente, relamiéndose sus gruesos labios cautivadoramente, aprisionando la mirada de Eren. Sus rubios cabellos se derramaron a cada lado de su hermoso rostro, creando unas cortinas doradas dignas del cielo. Sus manos, temblorosas por la excitación, se envolvieron gentilmente por el pene moreno del más alto, que echó su cabeza hacia atrás con un jadeo mientras se mordía el labio inferior. El de ojos verdosos se acomodó un poco mejor en el asiento al sentir un escalofrío de placer recorrer toda su espina dorsal.

El de ojos zafiro no perdió el tiempo, sus manos comenzaron a masajear suavemente el tejido, normalmente blando, pero ahora endurecido, que componía el falo del castaño. Sus dedos acariciaban con inexperiencia aquel órgano, pero se guiaban por los jadeos acalorados y las forzosas respiraciones del mayor, que ayudaban al rubio a saber qué debía de hacer más y qué menos. Sus ojos centellearon en la oscuridad solamente iluminada por el reloj digital que portaba el coche y las farolas de la calle. El pulgar redondo y blanco del menor se paseó por el rosado e hinchado glande de la longitud del adulto, apretándolo, robándole un gemido al de ojos verdes, que comenzó inintencionalmente a mover las caderas hacia delante y hacia atrás, creando un dulce vaivén y simulando profundas estocadas mientras se imaginaba que estaba hundiéndose en el rosado ano del rubio mientras que su culo, agarrado por sus morenas manos que contrastaban con la pálida tez, rebotaba. Llegó incluso a imaginarse el chapoteo de carne contra carne, sus testículos chocando contra las nalgas del pequeño. Estuvo a punto de correrse, pero se contuvo, odiando el pensamiento de perder. Eren nunca perdía contra nadie.

Se estremeció por segunda vez cuando abrió de nuevo los ojos exaltado, observando la cabeza del rubio justo encima de su polla. Su cuerpo saltó al sentir como la lengua del pequeño se había arrastrado tentadoramente por el rosado y palpitante glande, que brillaba con un apetecible pre-semen. Armin había sido incapaz de resistirse y llevó su órgano lleno de saliva a aquel lugar, probando a Eren de la manera más sucia posible, pero a la vez de la manera más caliente. Sonrió satisfecho cuando escuchó un gutural gemido proveniente de los labios del castaño. Había sido más como un arañazo en sus cuerdas vocales, algo parecido a un gruñido.

-Ey, eso no vale -se quejó Jaeger mientras hundía sus dedos en los cabellos del adolescente, que jadeó contento cuando el adulto tiró de estos bruscamente. Su labio inferior seguía posado en la punta de su pene, pero su mirada ahora estaba unida a la del mayor.

-No pusimos reglas, -comenzó a hablar lentamente el menor, sonriendo de medio lado. Abrió sus labios y formó con ellos una imperfecta 'O' y, sin quitar sus ojos de los de Eren, introdujo aquel gordo órgano por su boca, embadurnándolo con su saliva, que ya había comenzado a deslizarse por todo este y por las comisuras de los belfos hinchados del de ojos zafiro. Eren gimió desde lo más profundo de su garganta, endureciendo su agarre en los cabellos rubios de Arlet observando como su polla se hundía con lentitud por la cavidad bucal del menor de edad. Una vez el rubio sintió que había llegado lo suficientemente hondo, lo sacó con un sonoro '¡Pop!'. Ni siquiera sabía lo que hacía, pero el castaño lo estaba disfrutando y eso era todo lo que a él le importaba en ese momento.-así que puedo hacer lo que yo quiera, señor Jaeger -ronroneó coqueto, comenzando de nuevo su rico ritmo de masaje por todo el endurecido falo. Los vellos estaban húmedo por las babas, pero seguían enredándose con sus dedos.

-Joder -gruñó el más alto al sentir como la mano de Armin comenzaba de nuevo a abrumar a su polla, adorando como todo el cuerpo del menor botaba encima suya y como su caliente lengua continuaba dando lametones al glande envuelto de nuevo en un brillante pre-semen.

Mierda, no podía contenerse más. Viendo la expresión de puro placer de Arlet y deseando pintar todo su rosado órgano lleno de calientes babas de su esperma, se corrió como nunca antes lo había hecho. Su cuerpo temblaba y su respiración se había atascado en su garganta mientras que su mandíbula se había endurecido al completo. Las venas que descansaban en esta y en sus brazos y manos estaban más que hinchadas y su mirada nublada de puro placer.

Abrió los ojos observando la cara de su inocente ángel llena de su semen y posó su pulgar en la barbilla del menor con gentileza, atrayéndolo hacia él mismo mientras que el rubio chupaba los restos entre blancos y transparentes que quedaban en la comisura de su boca. No estaba rico, pero no le importaba en absoluto. Un hilo de aquella pegajosa sustancia continuaba en le cara del adolescente, atravesando una parte de su nariz y su ojo derecho. Los gruesos dedos de Eren la apartaron y se los limpió en el pantalón, llevando su otra mano libre a la cadera del de ojos zafiro.

Sus labios no tardaron en unirse creando así un acalorado beso. La legua de Eren penetró la boca del menor con brusquedad, haciendo que este jadeara y llevara sus manos al cabello castaño del adulto, que empujó el cuerpo del pequeño hacia atrás haciendo que volviera a chocarse con el volante, solo que esta vez consiguió que el claxon no sonara. Sus leguas se juntaron con rudeza y mezclaron sus salivas haciendo que algunas de estas resbalaran por la comisura de los labios del estudiante. Los pulmones de Arlet quemaban por la falta de aire y, cuando se separaron, el moreno no tardó en aprisionar con sus dientes el belfo inferior del más pequeño, que se estremeció con las mejillas coloradas. Los orbes del adulto se desviaron hacia el reloj y sonrió con triunfo, soltando los ahora hinchados labios del de ojos zafiro y agarrando con fuerza su culo, sintiendo como este se amoldaba a su toque.

-Doce minutos -afirmó el mayo con superioridad, dejando un casto beso en los labios del adolescente, que le observaba con ojos confundidos.

-¿Eh? -Fue lo único que su intoxicado cerebro pudo elaborar, ya que aún se encontraba abrumado y excitado.

-He tardado doce minuto en correrme. Ve preparando este culazo porque este sábado vas a dejar de sentirlo -rio con el ego irradiando de cada palabra que salía de su boca. Comentó aquello mientras azotaba una vez las nalgas firmes del rubio, que hundió su entrecejo con molestia cuando su cerebro volvió a funcionar y pudo entender de que estaba hablando.

-Que te fo -dijo el menor, incapaz de terminar aquella mala palabra. Eren solo acercó su rostro más al del rubio mientras sonreía, sus labios casi chocando con los ajenos, sus respiraciones mezclándose.

-Prefiero follarte a ti -comentó con un tono engreído, haciendo que los labios rosados el menor se curvaran en una sonrisa divertida y el castaño no pudo resistirse, así que volvió a besarlos con rudeza. No introdujo su lengua como antes, pero sí agarró bruscamente los rubios mechones del adolescente mientras escuchaba como este gemía con sorpresa.

Y con el cuello lleno de marcas rojizas y moradas, Armin salió del coche, la fría brisa devolviéndole a la realidad. El castaño salió con él mientras esbozaba media sonrisa, adorando lo bien que le quedaban los chupetones a su pequeño amorío.

Estaba deseando que llegara el sábado para poder romperle el culo.

[···]

Holaaa.

Nuevo cap, yes, yes, yes.

Weno q lo disfrutéis y os amo un montón. Gracias por las 500 visitas y perdón por las faltas de ortografía.

¡Hasta el próximo capítulo!

1268 palabras.


Desire || Eremin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora