XVI

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La tensión en la habitación se palpaba en el aire mientras los tres hombres quedaban inmóviles al escuchar la voz de Sasha resonar por el pasillo. Armin, con la camisa medio puesta y el rostro aún encendido, intentó recomponerse, pero el temblor en sus manos le delataba. Eren tragó saliva y dirigió una mirada cargada de advertencia hacia Jean, quien soltó un suspiro frustrado, masajeándose las sienes.

—¿Qué hacemos ahora? —susurró Armin, su voz apenas un murmullo entre el caos de pensamientos que lo asaltaban.

Eren miró rápidamente a su alrededor, buscando una solución. No podían dejar que Sasha los viera así, pero también sabían que no había mucho tiempo. Escucharon los pasos de la joven acercarse cada vez más, acompañados del sonido de una mochila golpeando el suelo al ser dejada caer.

—¡Papi, estoy en la cocina! —anunció la joven, entrando despreocupadamente a la habitación.

Eren actuó rápido, rodeando a Armin con un brazo mientras con el otro lo empujaba suavemente hacia la salida que conectaba con un pequeño comedor adyacente. Jean, comprendiendo la gravedad del asunto, también se apresuró a mover la botella de whisky y cualquier otra evidencia que pudiera delatar lo que estaba ocurriendo.

Sasha entró en la cocina justo cuando Armin desaparecía por la puerta. Eren, que había logrado colocarse junto a la encimera, trató de mostrar una sonrisa despreocupada, aunque su mente aún estaba revolviendo posibles excusas.

—Hola, Sasha —saludó Jean, con una voz que intentaba parecer relajada.

—Hola, Jean —respondió ella, ladeando la cabeza en un gesto curioso—. ¿Qué hacéis aquí los dos? Pensé que tendríais alguna reunión o algo.

—Ah, sí, pero... —Jean buscó una excusa rápidamente—, se canceló, así que decidimos quedarnos a charlar un rato. Nada del otro mundo.

Sasha alzó una ceja, claramente sospechando algo, pero decidió no insistir. Caminó hasta la nevera y sacó una botella de agua, abriéndola y tomando un largo trago antes de mirar de nuevo a su alrededor.

—¿Y dónde está Armin? —preguntó, su tono casual pero con una chispa de curiosidad—. Creí haber escuchado su voz hace un momento.

Eren sintió un sudor frío recorrerle la espalda. Miró a Jean, quien también estaba visiblemente tenso, pero intentó no mostrarlo. Antes de que pudieran inventar una excusa, una voz desde la entrada del comedor interrumpió.

—¡Aquí estoy! —Armin apareció, con su cabello un poco más arreglado y la camisa correctamente abotonada, aunque todavía un poco arrugada. Había recuperado algo de su compostura, aunque su rostro todavía mostraba señales del nerviosismo reciente.

—¿Armin? —Sasha lo miró con extrañeza—. ¿Estás bien? Tienes un aspecto... raro.

—Oh, sí, estoy bien. —Armin rió nerviosamente—. Solo me sentía un poco mareado, así que fui al baño para refrescarme un poco.

Sasha lo observó por un momento, claramente no del todo convencida, pero al final se encogió de hombros y dio un sorbo más de su agua.

—Bueno, si estás seguro... —murmuró, antes de cambiar de tema—. Oye, papá, ¿puedo salir con Connie esta noche? Vamos a ver una película y luego a cenar.

Eren, que aún intentaba controlar el caos en su mente, asintió con una sonrisa forzada.

—Claro, cariño. Solo no llegues muy tarde, ¿vale?

—¡Gracias, papi! —exclamó Sasha, acercándose para darle un rápido beso en la mejilla antes de correr hacia las escaleras—. Voy a cambiarme y me voy. ¡Nos vemos luego!

Desire || Eremin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora