IX

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Cuando las palabras que Armin pronunció, dejaron sus labios, Eren asintió sin pensárselo dos veces. Fue una reacción instantánea que abrumó al rubio y confundió al castaño.

—Espérame abajo, voy a llamar para que me traigan el coche. —comentó con tono suave, girándose para agarrar su corbata del escritorio y sacando su móvil de bolsillo de su chaqueta, que estaba colgada en el respaldo de la silla del despacho del de ojos verdosos.

Armin asintió con el corazón latiéndole a mil por segundo y con un picor extraño el la punta de sus dedos. Su entrepierna aún palpitaba dolorosamente pero intentó hacer lo máximo que pudo para que no se notara.

Con la respiración agitada el de ojos zafiro se metió en el ascensor y pulsó el botón que decía 'Recepción'. Se fijó en que sus dedos temblaban de excitación y tuvo que contener una media sonrisa al recordar lo que había pasado en aquella habitación, ahora llena de secretos y recuerdos calientes. Cuando las puertas metálicas estaban a punto de terminar de cerrarse, Armin escuchó como alguien gritaba '¡Un momento!' y levantó asustado la mirada de sus pies. Observó como un hombre con facciones endurecidas, muy alto—más que Eren—con algunas barbas masculinas, se acercaba corriendo hacia él. Su cuerpo reaccionó la más rápido que pudo y apretó repetidas veces el botón que servía para abrir las puertas, haciendo que estas dejaran de juntarse y que el de cabellos arenosos, rapados por los laterales, entrara al ascensor expulsando un suspiro de alivio. Se recostó sobre sus rodillas e intentó regular su respiración.

Cuando se enderezó, Armin, que antes había parecido tan alto, empequeñeció, fijándose en que aquel hombre le sacaba más de una cabeza.

—Muchas gracias —le escuchó murmurar una vez hubo recuperado el aire perdido. Se giró al completo, permitiendo que aquellos orbes miel chocaran con los infinitos azulados del más bajo.

Armin contuvo la respiración cuando lo observó detenidamente, percatándose de que era mucho más que atractivo. Podría ser modelo si quisiera. Aunque Eren seguía siendo mil veces más caliente.

—No hay por qué darlas —respondió educadamente del más bajo, sin apartar los ojos del rostro de su acompañante.

—Mi nombre es Jean, Jean Kirstein —se presentó, estirando su brazo y ofreciéndole la mano mientras que con la otra se aplanaba la camisa. 

El rubio salió de su trance y sintió como sus mejillas se coloreaban de un rojo potente. <<¿Por qué solo me atraen los hombres ya adultos?>> Lloriqueó en sus pensamientos mientras tendía su mano y la unía con la del cabellos arenosos. Sus dedos eran largos y gruesos mientras que el agarre era firme y decidido. Observó como el bíceps se contraía por la fuerza.

—Yo soy Armin, Armin Arlet —respondió el rubio, sin pasar por alto como el de ojos miel había paseado toda su mirada por su cuerpo y se había relamido los labios.

Jean se sobresaltó al escuchar ese nombre y apartó su mano con asombro.

—¡Oh, Dios mío! ¡Claro! Eres Armin, el amigo de Sasha. Hace muchísimo tiempo que no te veía por aquí. Has cambiado tanto, ahora estás mucho más... —'Caliente', quiso decir, mas se contuvo.—alto —finalizó la frase, con una agradable sonrisa haciéndose paso entre sus facciones.

El pequeño asintió vigorosamente y tuvo que levantar aún más la mirada para observar correctamente al más alto. Rio con diversión y las mejillas se le tornaron escarlata.

—Síp, ese soy yo —confirmó con una risita al final de la frase. Las puertas justo pitaron y se abrieron, instando a las dos personas que permanecían dentro del aparato a que salieran de este.

Desire || Eremin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora