2.17

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Aaron Rivera

Dos días habían pasado en donde Julio se encargó de traerme a mi hijo.

No sabía nada de Fer.

Julio se encargó de hacer sus averiguaciones y hoy era su manifestación.

-¡Carajos!- me queje de dolor cuando me puse la camisa

-Si esperarás por mi- Julio me miro mal

Emilia estaba en el sofá de la habitación entreteniendo a mi hijo.

No podía mover mucho mi brazo izquierdo.

Según el médico que me siguió atendiendo me recomendó no hacer ninguna fuerza con el brazo por lo menos dos meses a lo que mi herida se sanaba.

Tenía que estar presentable.

El me colocó algo tipo un cinturón que mantenía mi brazo izquierdo doblado evitando que me doliera tanto.

-Me jode que no pueda correr-

-Lo sé, te había conseguido una carrera pequeña, pero será mejor que te recuperes- asentí

Cuando ya estuve cambiado salimos del baño

-Se tardaron mucho- teníamos la mirada de mi hijo y la de Emilia

-El impedido este no puede hacer muchas cosas- se quejó Julio

-Calla- guarde lo poco que tenía en una mochila

-Pa- mi hijo camino hacia mi levantando sus manos

-Papá no te puede cargar-

El hizo un puchero para iniciar a llorar

Con esfuerzo lo tome con mi mano derecha mientras me dolía hasta el alma.

-No llores bebe- lo mecí suavemente

-Alex a papá le duele- Julio me lo quito

Mi hijo ahora lloraba en los brazos de su tío.

-Déjame ver que no estes sangrando- Emilia abrió mi camisa y la gaza que tenía en mi herida se había manchado de sangre

-Iremos al auto- asentí hacia Julio

Emilia busco a una enfermera para que me cambiara la gaza antes de irme.

Iríamos directo hacía donde se estaría dando la manifestación.

-Tan hombre y miedoso- susurro Emilia

-Nunca he sido bueno con las heridas así- confesé mirando a otro lado

La enfermera me cambio la gaza mientras Emilia observaba todo.

Luego de unos minutos logramos salir.

Sorpresivamente en las afuera del hospital había periodistas.

-¿Qué opina de la doctora que realizo el trabajo de forma ilegal?-

-¿Demandara al hospital?-

Continue hacia el auto en donde me subí y pude ver a mi hijo.

-Hola amor- bese su mejilla

-Pa- señalo mi brazo

-Papá está bien, duele un poco, pero estoy bien- acaricie su mejilla

El tocaba con delicadeza mi hombro sobre la camisa.

El sabía que papá estaba adolorido.

Llegamos a un juzgado de médicos y me sorprendí al ver de nuevo muchos periodista.

Por mi hijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora