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Aaron Rivera

-Carajos- me tire a un lado de la cama mientras intentaba recuperar mi respiración

Fer tomo mi polla con su mano para quitarme el quinto condón y colocarme uno nuevo.

-¿Aun tienes ganas?- asintió mientras se sentaba sobre mí con mi polla en su interior.

-Carajos nena- la tome de sus caderas para que no se moviera inicialmente

-Te llevas hasta la última gota de mi ser-

-Estoy ovulando y me hacen tener mucho deseo-

Inicio con un vaivén de cadera que vuelve loco a cualquiera.

-Tenemos que aguantarnos por una semana después- ella asintió mientras continuaba moviéndose

Verla desnuda sobre mi mientras sus senos se movían al ritmo de nuestra cadera era lo más excitante.

Levante mis caderas para arremeter más rápido contra su cuerpo.

-Aaron- gimió colocando sus manos en mi pecho logrando que yo me moviera mucho más rápido.

-¡Ah!- grito mientras sus piernas temblaban.

-Te corriste adentro- me miro asustada

-¿No me habías puesto el condón?- nos quedamos sin movernos mientras mi polla seguía dando salto en su interior

Es la primera vez que me corría dentro de ella.

-Tengo que comprar las pastillas del día siguiente- me miro asustada

Cuando saque mi polla esta hizo el sonido distintivo que hacía que extrañara su estreches.

No tuve que mirar su entre pierna para saber que el condón se había roto.

Mi semen o parte de el callo sobre mi miembro.

-Lo siento- la mire preocupado

-Tranquilo- se recostó en mi pecho intentando recuperar su respiración.

-Creo que te había comprado pastillas para el día después- acaricie su espalda

-Eres un hombre preparado-negué

-Leí que para ser una buena pareja debo tener lo que necesitas- baje un poco mi mirada

-¿Qué más tienes?- me miro curiosa

-Te compre lencería que está en mi armario, toallas sanitarias, jabón especial para tus partes privadas y un consolador de este tamaño- tome mi miembro para rozarlo en su muslo-

-Me hubieras dicho y jugábamos-

-Es uno de esos que puedes usar en el baño-

-Esa es tu carta de presentación para la abstinencia estas semanas- asentí riendo

-¿Te gustaría en un punto ser mi esposa?- se hizo un silencio entre los dos

Ella levanto su mirada mientras se acomodaba en mi pecho.

-¿Te gustaría que fuéramos esposos?-

-No te negare que lo he soñado muchas veces. Alex te quiere mucho igual que yo- ella sintió sonriendo

-Pero llegar a casarnos es un paso más profundo y no te negare que si me gustaría, pero a la misma vez tengo un poco de miedo-

-¿Miedo de que?- tome la cobija para tapar nuestra desnudez

-De que Alex no me quiera- me reí

-¿No tienes miedo de que no te ame?- ella negó

-Mi miedo principal es que Alex no me quiera a su lado-

Por mi hijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora