Olor a celo.

3.6K 320 85
                                    


!Ahh!~ !bien, se siente bien!~...

— Baja la voz.

Con su frente perlada de sudor, sonrojada, y agitada, aquella chica de cabello castaño largo se sacudía rítmicamente sobre la cama de ese hotel, con ambas manos sujetadas con fuerza por la pelinegra, mientras embestirla era sencillo por lo mojada que estaba, tomando su interior de manera intensa y constante.

El sonido de chapoteo, sus jugos vaginales y su rosada vulva, irritada por su penetración era una hermosa vista que apreciar, sus gemidos llenos de placer, al punto de no controlar el volumen, y su saliva viscosa recorriendo desde su mejilla hasta su cuello, con la mirada perdida y empañada en lágrimas, le demostraban a la morena que su pareja estaba por llegar a su límite.

Separó aún más sus piernas, las tensó a los lados, y se inclino un poco hacia adelante mientras aumentaba su ritmo.

Mmg~ !!e-espera!!...me, me voy a correr si sigues~

— Apresúrate, no tengo toda la noche.

La chica se sostuvo de los hombros de la morena, para alcanzar el orgasmo de una manera gloriosa, intentando cerrar las piernas pero la debilidad del climax se lo impidió, lo que la llevó a caer nuevamente en la cama y relajar todo su cuerpo.

Merlina saco su miembro, entre jadeos, saliendo de la cama, y retirando el condón para luego arrojarlo a la basura junto a esta mientras se dirige al baño en la habitación.

Tras unos minutos, ya estaba vestida, tomando unas llaves que estaban sobre la mesita de en frente.

— Ya me voy, no me busques.

La morena le dedicó una mirada antes de salir, sin obtener respuesta.

¿Se desmayó?

Sin prestar atención a esto, se marchó del lugar, y luego de subir varios pisos en el hotel, y entrar a otro departamento, se comunicó con el recepcionista en la planta baja.

— ¿Si, señorita Addams?

— La chica con la que llegue, dile lo de siempre.

— A la orden, ¿se le apetece algo más?

— Una ensalada de frutas y un té de manzanilla si no es mucho.

— Enseguida estará allá.

Quitándose la ropa, y cambiándose a prendas más cómodas, la chica se sienta en un escritorio justo al lado de la enorme ventana, sacudiendo sus brazos para comenzar a escribir, pero notó algo extraño.

Llevo su manga hasta su nariz y olfateo varias veces, haciendo una mueca de fastidio mientras ponía los ojos en blanco, tenía impregnado el olor de esa chica.

— ¿Ella entró en celo? Maldición, tendré que cambiar el perfume de siempre por uno más fuerte. Espero que Lily con su superolfato no lo note.

.
.
.
.
.
.

— ¿Que huele así? — al llegar a la oficina, a la misma hora, puntual, la morena se encuentra en su camino a una peliblanca salvaje, que no pudo pasar por alto el olor diferente de su amiga — ¿Cambiaste de perfume? ¿Porque? El que tenías te quedaba perfecto — Dice acercándose desde atrás a Merlina mientas percibe el olor en su cuello.

La pelinegra llevaba ropas muy abrigadoras, el clima era frío, pero no era para tanto.

— Solo quería probar algo diferente — voltea su mirada lejos de los ojos amarillos sobre su hombro. Lily era un poco más alta que ella, pero tenía el comportamiento de un niño.

Obsesión 🖤 Wenclair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora