Obsesión 🖤 Wenclair

Secuelas del celo.

— Merlina... — La rubia contenía la respiración, con su rostro en un tono rojo vivo y sus labios fruncidos intentando esconder su sonrisa.

Desde la noche anterior, Merlina estuvo manteniendo un comportamiento un tanto diferente a lo habitual, cosa que estaba alterando el disco de memoria de Enid que se había acostumbrado a saber sus patrones de comportamiento, esto era algo nuevo.

La morena descansaba plácidamente sobre la pancita de Enid, ronroneando y acariciando el cuerpo de la menor debajo de ella, cosa que producían escalofríos a la rubia, quien ya no podía seguir soportando eso.

— ¿Cuánto tiempo estarás encima de mi? — Preguntó agitada, y aunque la pregunta reflejará cierta incomodidad, ella no esperaba una respuesta negativa.

Merlina abrió lentamente sus ojos, mirando por el rabillo a la rubia, para luego frotar su cabeza en su pancita como si fuera un cachorro, y aprisionar más a la chica en su abrazo.

Eso era irresistible.

La mañana transcurrió de esa manera, Merlina pidió comida para desayunar, e intento que esta fuera la más saludable que pudieran conseguir, porque era conciente de que Enid necesitaba recuperarse, la pobre no se levantó de la cama en todo el día, adolorida y cansada, y como si fuera un peso para su alma, Merlina se encargó de atenderla en lo que necesitara, obviamente sin olvidar sus propias necesidades.

En este caso para la Delta, esa necesidad era atención.

El frío de la habitación, la suave tela sobre la cama, y el algodón de la sábanas, era algo que definitivamente se sentía bien.

Luego estaba el cuerpo sobre ella, con su piel tersa, pálida, y suave, que tenía ese agradable olor en ella, que se impregnada en su propio cuerpo, con las frías y agradables manos de Merlina recorrerla con ternura, los latidos de su corazón resonando a través de la unión de sus cuerpos apenas cubiertos por una delgada capa de tela de vestir y su respiración tranquila, disfrutando del olor de la Gamma con todo su ser.

Eso se sentía mejor.

No entendía este cambio que llevo a la morena a estar en un estado tan dócil.

— Pareces un gato — Se le escapó, cerrando sus labios con fuerza y esperando la reacción de Merlina ante el comentario.

La morena subió su cabeza un poco más, ahora usando el pecho de Enid como almohada, con la mitad de su cuerpo sobre la menor.

— Un gato grande — Agregó, tomando un poco más de aire, y sintiendo las manos de Merlina sujetarla más estable a su posición.

El día paso, y con ello cayó la tarde.

Las chicas nunca salieron de la cama luego de desayunar, la pelinegra apenas si tuvo la cortesía de ofrecerle algo de su ropa a Enid, que ahora la estaba vistiendo por grande y neutra que fuera, quedándose en la cama abrazadas sin mover un músculo.

Pero el sonido de la barriga de Merlina pedir por comida era algo que Enid no podía ignorar, por más que disfrutara el estar así con ella.

— Merli, vamos a la cocina, te prepararé algo — La pelinegra levanto la mirada, emocionada, con sus ojos brillantes, haciéndose a un lado de inmediato para dar paso a Enid.

Luego de caminar con una muy emocionada Delta detrás de ella, Enid comienza a preparar el almuerzo, siendo observada en cada movimiento por Merlina, quien de vez en cuando, cuando Enid se distraía, se acercaba a aspirar el olor de su pelo, de manera fugaz, estremeciendo a la rubia solo con ese gesto.

Pero honestamente no estaba en condiciones de calmar algún deseo fuerte de la dominante, su cuerpo ya estaba lo suficientemente cansado y molido como para siquiera pensarlo.