parte 11

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Imagina

Fue tan dulce, tan gentil, los suaves labios acariciando los suyos, Inuyasha estaba presente, vaya que lo estaba, en sus brazos, se siente tan bien. Un beso, y otro, y otro más, acompañado del sonido al separarse. Era casi vulgar, casi divino, la forma en que Sesshoumaru sostiene sus muslos, y el cómo Inuyasha se cuelga del fuerte cuello. Huele tan bien, ese beso entre ellos, hace que sus aromas desprendan un delicioso olor a fresas con chocolate que inunda sus sentidos.

- alfa... - suspira entre besos jadeando por aire.
- omega...- responde, se siente demasiado relajado, demasiado bien, tan bueno, que le devora la boca insaciable, se siente tan caliente su vientre, todo está tan húmedo. Al fin se separan, jadeantes y sonriendo, saben que hacen mal, no es lugar para eso.

No es de sorprender que les pidieran amablemente retirarse del parque. Sesshoumaru no quería un escándalo, Inuyasha escondía las orejas debajo de la gorra, sonrojado, se dejó guiar de la mano hasta el automóvil, cabizbajo, Sesshoumaru lo notó, se comportaba extraño, como Inuyasha se quitó la remera roja y la ató a su cintura.

- ¿no te hará daño el aire frío? - preguntó elevando la calefacción.

- no... - y eso fue lo último que Inuyasha diría, se hundió en silencio en el asiento del copiloto todo el camino de vuelta. Cuando quiso salir, Sesshoumaru en un impulso lo sujetó de la muñeca, sin lastimarlo pero firmemente, decidido.

- lo siento. - se disculpó el alfa. - lamento si fui demasiado rápido. No pude evitarlo. Pero, no creí que te molestaras tanto, olías demasiado bien, creí que te gustó el beso, lo siento. Solo, no huyas.

- No....no es eso...no estoy huyendo, yo... - Inuyasha se puso tan rojo como su remera favorita en la que estaba sentado.

- ¿qué pasa? Inu... - Sesshoumaru posó su mano en su hombro. Inuyasha saltó en su asiento.

- es que... me pasa algo raro... siento que me mojé...- dijo, para entonces ya había superado el color rojo de su rostro, el cual escondía entre sus manos negando con la cabeza, siendo un desastroso y lindo bochorno.

Sesshoumaru trató de no reír, se sintió aliviado, francamente, al ver que sí estaban en la misma frecuencia. Que Inuyasha había disfrutado, quizás demasiado, aquellos besos.

- Es normal. - le dijo serenamente, esto calmó un poco la vergüenza de Inuyasha. - quiere decir que lo disfrutaste y que bueno, tu cuerpo se estaba preparando para algo más que solo besos.

- dios, tragame tierra ahora mismo. Moriré de vergüenza y en mi tumba el epitafio será un beta que murió como Omega, dios.

- jajaja, no es para tanto. Por favor trata de no tomarlo tan en serio. Si aún quieres pasar el rato, podemos ver una película.

- me gustaría. - Inuyasha al fin bajó del auto, preocupado miró o haber manchado nada, todo estaba bien. Estaban en su departamento, se cambiaría y todo estaría bien.

Se acomodaron en el sillón mullido de Inuyasha, veían una película y comían palomitas, de vez en vez sus dedos rozaban los del otro al tomar el snack salado, Inuyasha estaba recargado en el pecho del Alfa. La película le pareció aburrida, miró ligeramente hacia arriba, podía ver esos finos labios, y poco a poco se acomodó por un beso. Y claro que tú o éxito. Sesshoumaru lo beso una y otra vez, al punto que Inuyasha terminó sentado en si regazo. Se siente bien, huele bien, sabe bien. No había razones para detenerse.

Pero, en cuanto sintió el líquido bajar por el muslo quiso salir corriendo a su cuarto, y hubiera logrado huir, si Sesshoumaru no lo hubiera detenido.

- Sessh...

- Shh... déjalo salir, no sabes lo bien que hueles justo ahora. - le dijo con la voz rasposa mientras se roza con su cuello, "me está marcando", piensa Inuyasha. La mano de Sesshoumaru baja hasta la curvatura dónde termina la cintura de Inuyasha. - ¿se siente bien?

- ahhh si, se siente bien pero...

- entonces déjalo salir... hueles muy bien Inu. - le dice besándolo y acariciando su trasero, Inuyasha está tan avergonzado y a la vez tan excitado que no sabe qué sentimiento escuchar.

La estimulación que está recibiendo es realmente buena. Todo su cuerpo está relajado, se hace agua ante las caricias del alfa. Se siente tan bien que se cuestiona porqué estaría mal.

Su mente está nebulosa cómo la primera vez que olió su aroma a café y chocolate, le da vergüenza admitir que duerme con la gabardina a su lado, le da vergüenza admitir que antes odiaba el café y ahora toma un moca latte todas las mañanas.

Se siente tan malditamente bien ser sostenido, besado, acariciado y estimulado por el alfa. Tanto que su pelvis comenzó un vaivén entre los cuerpos, una danza peligrosa. El aroma del alfa se hizo más intenso, como muchos espresso al mismo tiempo, Inuyasha se siente mareado. Ambos se encuentran muy agitados.

- Debemos parar... Inu... - Sesshoumaru trata de pararlo suavemente entre besos más amorosos y menos pasionales.

- Pero alfa, he sido bueno, ¿no he sido bueno?

- eres tan bueno, que este alfa se ha puesto mal. Aún con supresores. Pero Alfa quiere ser bueno contigo.

- Alfa es bueno, alfa es tan bueno conmigo que se ha puesto así para mí. - Inuyasha toca por encima la entrepierna y Sesshoumaru se retuerce en placer ahogado. Al fin lo detiene sujetandole las muñecas.

- Por favor regresa en ti mismo o me volveré loco. Trato de ser un caballero aquí.

- Alfa no cree que Inu es bonito. - dijo el Omega bajandose de él, cruzando los brazos.

- Omega, deja salir a Inu, si eres bonito pero quiero que él quiera estar así conmigo, no solo nuestros lobos.

- Sí quiero. - dijo bajito. - Simplemente es más fácil ser Omega que Inuyasha. - Al fin fue sincero, al fin se permite sentir.

- Entiendo, en ese caso. - Sesshoumaru se inclinó hacia él dándole un y solo un beso apasionado. Luego llevó sus labios de tentación a la bonita oreja de Inuyasha. - Yo pienso que Inuyasha es el más bonito de todos los omegas. - dijo en un susurro.

- Alfa, ¿Me escogerías aunque fuera beta? - preguntó Inuyasha mirándolo con ojitos acuosos.

- Tú eres mi destino, Inuyasha. Pero estar aquí contigo, es mí decisión. ¿Qué hay de ti? ¿me escogerías a pesar de ser Alfa?

- Tú eres mi destino Sesshoumaru, el estar aquí contigo, es mí decisión.

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