parte 17

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imagina

La pareja está en la sala, beben un poco de vino y comen fresas, Sesshoumaru le ofrece una muy jugosa e Inuyasha sonríe, es su día libre y lo único que quiere es pasarlo con Sesshoumaru, quién ha limpiado su apretada agenda para darle espacio a su novio. Miran una película sin mucho interés, se alimentan y se besan suave y dulcemente.

Inuyasha está en su precelo, siente tantas ganas de ser mimado, ni siquiera conocía esa faceta de sí mismo. Agradece tener alguien dispuesto a minarlo tanto, solo bastó un mensaje de "Alfa quiero fresas", para tenerlo en la puerta de su departamento con una botella de vino y un buqué de fresas y rosas muy ingenioso.

Cuando está con él no hay nadie más, se siente de una forma que nunca sintió antes, se siente bien, cómodo y familiar, su alma está en paz, su aroma es tan reconfortante, la mezcla de ambos le sabe tan correcta, como si hubiera decidido algo sobre ellos.

No deja de darle vueltas, sabe que debe hablar con su gente cercana, tiene que empezar a aceptar lo que es, y no solo encerrarse con Sesshoumaru. Es parte de su proceso de aceptación, que el no es un beta, que es un Omega y que está enamorado de su alfa destinado. Encontró su alma gemela sin buscar. El destino tocó a su puerta.

No ha sido fácil, esos días ha tenido que aceptar un nuevo teléfono y permitir a Sesshoumaru poner seguridad extra en las cerraduras de su departamento. No ha querido aceptar una escolta, él que se aferra a su vida de beta, no quiere trato especial.

Pero, cuando Sesshoumaru le habla suavemente, cuando pone las manos en sus caderas y las acerca, cuando lo besa, cuando lo toca, Inuyasha podría decirle sí a absolutamente todo lo que le pidiera. Poco a poco su lobo ha dejado de salir, aunque en la alcoba aún se aparece a veces, Inuyasha tiene mucha curiosidad de si es capaz de perderse completo y dejar al lobo actuar, pero le asusta lo que pueda pasar.

Sabe que pasará, que en el celo llegarán a ese punto, que podrá conocer al lobo de Sesshoumaru, de solo imaginarse su nudo se moja por completo, justo como ahora, que los besos y caricias han subido de tono.

- Alfa...

- mmnh - Sesshoumaru lo besa apasionadamente, ni siquiera se molesta en despegar los labios para responder.

- MMM alfa... Omega...quiere..

- ¿qué quiere mi lindo Omega? - le pregunta dándole un beso en la nariz.

- Quiero... tu nudo... alfa... - dice necesitado, el precelo lo tiene mal, comiendo helado de chocolate y café, no quiere engordar con tanto que su alfa lo alimenta, casi que diario es costumbre que le lleve comida y flores, como cortejo es lindo pero no para su dieta.

- Espera un par de días bonito.

- No quiero esperar, lo quiero ya. - dice inflando las mejillas.

- Aún falta un par de días para el celo, no voy a arruinarlo solo porque estás caliente. - ahí está esa estricta forma de amar de Sesshoumaru que contradice la forma aleatorio de Inuyasha.

- Pero Alfa... Omega quiere...

- Omega debe esperar.

- Alfa no me quiere. - dice casi al borde del llanto, vaya manipulador piensa Sesshoumaru pero igual lo hace sentarse sobre sus piernas.

- Si te quiero.

- No, si me quisieras me darías tu nudo, ¿acaso no soy tu Omega?

- eres mi Omega.

- ¿acaso no te gusto?

- Me gustas mucho.

- ¿acaso no te excita la idea?

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