parte 37

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imagina

Esa cita era diferente, se sentía en el aire, están en pleno precelo, Sesshoumaru reservó un banquete en su terraza, con personal específicamente beta, les han dejado todo listo para comer, pero la pareja estaba más callada de lo normal.

No era un silencio incómodo, solo algo ansioso, era un cita muy especial, entrarían en celo juntos y esta vez no tomarían ningún supresor o anticonceptivo.

Inuyasha traía el collar especial pero era solo para ser retirado por Sesshoumaru, era parte del cortejo. Entregarle la llave a su amado alfa y dejarlo marcarle el cuello para siempre.

El alfa miró con curiosidad los dedos de Inuyasha tamborilear en la superficie del mantel blanco.

- Lo siento, estoy muy nervioso. - se disculpó el Omega. Sesshoumaru le sonrió suavemente y asintió.

- Yo también.

- No lo parece.

- No debe parecerlo, pero ambos olemos a nervios.

- ... sí. - Inuyasha lo aceptó, pensaba que esa noche podrían quizás, concebir un cachorro para ambos, que su vientre quizás podría albergar una vida nueva.

- Tranquilo amor. Pasará solo lo que tú quieras que pase. - dijo el alfa sosteniendo su mano.

- Sabes que quiero que pase. - dijo el Omega entrelazando sus dedos con su destinado. Sonrieron y una risita salió de sus labios. Se inclinaron hacia el otro y se besaron suavemente.

Había una música suave de fondo. Sesshoumaru se levantó y le hizo una seña para bailar juntos. Aún si Inuyasha no sabía bailar lento, le siguió y se dejó guiar. Dónde quiera que lo tocara Sesshoumaru, ahí dejaba un cierto calorcito en su piel sensible. Inuyasha se recarga en su hombro y suspira.

- Llévame a la cama, alfa. Por favor. - pidió en un susurro. Sesshoumaru lo tomó de la mano y lo guío al elevador y al piso de su alcoba. Tan pronto se cerraron las puertas del elevador se echaron a los brazos del otro, a los labios del otro, jadeantes de deseo y cariño.

Al abrirse las puertas, no paraban los besos, caminaban sin mirar por dónde, se deshacían de las ropas estorbosas. Solo querían estar desnudos y sentir piel con piel.

Sabrá cómo, pero lograron llegar a la cama. Inuyasha cayó en el colchón, rebotando divertido. Fue cuando Sesshoumaru notó la fina lencería negra, con lazos y seda, con transparencias en encaje, y ligueros con moños.

De la garganta del alfa emergió un grave gruñido de excitación que no le avergonzó emitir, ni repetir.

- Omega bonito, querías incitarme...- dice levantando el bello rostro por el mentón con el dedo índice, mientras se reclamé los labios.

- Alfa... ven a mi nido... - Inuyasha había creado un bonito nido para esa noche especial durante el día, usando ropas de ambos así como joyería fina aquí y allá. Es brillante y cómodo y calentito.

- Que bonito nido, has sido un buen omega al hacer tan bonito nido eh...

- ah alfa... Omega es buen chico...

- Omega es el mejor de todos, tan bonito nido para recibir mi nudo eh...

- ahhh Alfa... ven a mi nido... Omega está vacío y solo sin alfa... - Inuyasha se estira en aquella enorme cama, incitando al alfa a entrar en su territorio, Sesshoumaru se toma su tiempo, se quita lo que le restaba de ropa y al fin sube a la cama, besando a Inuyasha suavemente pero a la vez demandando todo su amor en ese beso. - mmm.. alfa... Omega quiere... - Inuyasha lleva su mano hasta la entrepierna de su alfa y comienza a despertarlo...

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