parte 2

771 93 4
                                    

Imagínate

Sesshoumaru respira acelerado, aún con supresores es difícil acallar su lobo interno que le dice que ese Omega en su auto es suyo. Siente unas enormes ganas de morder y profanar. Pero no es un animal, se repite. Mientras usa el comando del auto para llamar a un amigo.

- necesito que llegues a mi casa ahora, llevo un Omega en celo y está llamándome por favor no tardes.
- ok te veo allá, no vayas a hacerle nada.
- idiota por eso te pido ayuda.

Cada que hay un semáforo mira hacia su lado para ver su estado. Inuyasha se retuerce en el asiento.

- alfa... Necesito ayuda...te necesito alfa, ayúdame... A que soy bonito... Ayúdame.

- carajo, si eres bonito pero no estás consiente de lo que haces. Entiende por favor. Vas a estar bien, lo prometo. - se inclina y le toca la frente, está ardiendo. Deposita un día e beso en esa piel tan sonrojada y dulce, incluso su sudor le apetece.

Al fin llega, lo saca del auto, su amigo está sentado en la escalera fuera, esperando.

- vaya, un Omega muy bonito, ahora veo tu dilema moral.

- cierra la boca y ayúdame, Miroku.

Entran a la casa, Inuyasha está hecho un ovillo en sus brazos, respira entrecortado, jadeante, entre gemidos y lloriqueos. Sesshoumaru lo pone en su propia cama.

- vaya, se nota que es muy sensible a ti, tu olor lo tranquiliza pero también es posible que tú olor lo haya puesto en celo. - Miroku prepara una solución inyectable, una mezcla fuerte que ayude al Omega a calmar el celo. Aún él como Omega se siente incómodo ante el olor de Inuyasha, como si lo repeliera. Trata de acercarse pero Inuyasha casi lo ataca sino fuera por Sesshoumaru.

- aléjate, es mío. - dice Inuyasha soltando más feromonas lo que marea al alfa.

- dios es peor de lo que creí. Es vomitivo para mí, para ti debe ser como droga. - Miroku se tapa la.nariz asqueado completamente del olor. ¡Sesshoumaru reacciona! Espabila carajo, sosténlo con fuerza, voy a inyectarlo.

Sesshoumaru lo sujeta mientras Miroku inyecta, el Omega se resiste a que se le acerque Miroku pero al fin el remedio causa efecto.

- ¿Qué mierda le inyectaste?

- una mezcla especial de sedante y supresor de celo, mí mezcla especial. Vaya realmente este es tu Omega. Quién lo diría.

- ¿Qué? - Sesshoumaru lo.mira con desaprobación.

- no te hagas el ingenuo, tu olor lo despertó, incluso se manifestó su lobo, o acaso ¿No notaste las bonitas orejas? Tú no toleras a la mayoría de los omegas el olor te molesta y te vi completamente embriagado con su aromo, no soy idiota. Este chico debe ser tu Omega. Vas a tener que hacerte responsable de él.

- pero... No, no estamos seguros que él piense así cuando despierte.

- bueno eso es tema de psicología no es mi área amigo, pero enhorabuena, ya te tocaba sentar cabeza. Mira, ya se le está bajando, están desapareciendo las orejas, oh su cabello se oscurece. Así parece beta, MMM es un caso raro.

- Eso explicaría porque trabaja en una tintorería.

- ¿En una tintorería? Solo los betas trabajan en lugares que el aroma puede afectar. Rayos, este bonito va a tener un duro despertar como Omega. Si necesitas ayuda o él quiere hablar con otro Omega dale mi número. Ánimo Sesshoumaru, encontraste a tu destinado. Casi nadie tiene esa suerte hoy en día.

- tú sabes que no creo en eso.

- no, y aún así no borras esa patética mirada de preocupa de tu rostro.

- ridículo... - responde Sesshoumaru y desvía la mirada, al fin deja de ver a Inuyasha. Le paga por los servicios a su amigo quien le deja más supresores, incluyendo unos para él, luego va y toma una larga ducha. No puede dejar de pensar en la carita jadeante del Omega pidiendo su ayuda, pidiendo su nudo, invitándolo a su nido, que bonitos cachorros podrían tener juntos. Carajo, maldito Miroku metiéndose en su cabeza.

Vuelve una vez está más fresco, ya ha tomado los supresores para alfa, su habitación huele muy bien, el Omega sigue emitiendo suaves ondas de su aroma que se mezclan con las del alfa. Huele como café recién hecho con frutas y el sol de la mañana. Cómo volver a lo natural, lo relaja demasiado, le gusta la idea a pesar de siempre ser antiromantico y de jamás creer que encontraría alguien que conectarán así sus lobos y sus aromas. Se siente en la cama y revisa si temperatura, ya se encuentra más fresco. Acaricia la cabecita sin las orejitas y sonríe para sí mismo.

La sola idea de explicarle al muchacho que no solo no es beta, sino que es un Omega, y que probablemente es su pareja destinada le hace un hueco en el estómago. Hasta cierto punto, agradece que el muchacho esté inconsciente.

Solo imagínense lo bonito que se ve mirando a Inuyasha quién se ha envuelto en sus sábanas como si tuviera de vuelta su nido.

ImaginaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora