4

347 20 0
                                    

El pelinegro no podía creer que ya habían pasado dos días, solo pudo obligarse a vestirse para ir a trabajar

Las marcas aún son notorias en sus brazos y cuello, luciendo rojas por lo que tuvo que ponerse una blusa de cuello largo debajo del traje a pesar de ser algo incómodo

Cuando estuvo en su escritorio suplico que Jules no lo llamada hoy pues la idea de estar cerca de él es simplemente incómodo:

- Secretario Marshall por favor entre a la oficina...

Era de esperar, después de todo su trabajo es ese, no hubo opción y Marshall se levantó y entró con la mirada baja, Jules observó al chico con ojos vigilantes:

- Retírate Lisa...

- Si señor

La chica salió rápidamente, solo dos personas quedaron dentro de la habitación y mientras una veía cada detalle del otro, este miraba el suelo con las manos a sus costados con un leve temblor:

- ...

Jules se limitó a disfrutar la escena mientras Marshall era consumido por completo por la ansiedad suplicando que la otra persona hablara para poder irse:

- Tienes alguna petición

Las palabras llegaron al pelinegro quien tardo en comprender, palabras como esas dichas a la ligera, Marshall abrió los ojos de par en par y giro hacia Jules aturdido:

- ¿Disculpe?

- Pasamos la noche juntos la noche anterior, normalmente quiero pagarte

Marshall no pudo evitar sentirse disgustados, hablando de pagar como si el mismo fuera una prostituta, pero tampoco puso exteriorizar lo que pensó por lo que se limitó a mirarlo:

- Pagarme...

- Te puedo dar lo que quieras...

No hay manera de trabajar con alguien tan despreciable, Marshall pensó que si su jefe hoy fingía que nada había pasado tal vez esto sería más sencillo, pero en cambio le ofreció dinero por haber tenido sexo, su corazón se sintió herido:

- Lo pensaré... gracias...

El chico salió de la oficina y se sentó en su escritorio con ojos rojos, apenas una lágrima se deslizó por su mejilla y no importa que tanto intentará contenerse, el dolor en su nariz y mente hicieron que simplemente no pudiera parar de llorar, una tras otras sus lágrimas salieron:

- Para...

Las limpio hasta que pudo parar, Marshall terminó su propio trabajo lo antes posible y decidió salir temprano pues el lugar lo asfixiaba

Joel terminó su turno antes de lo esperado y finalmente puso salir, cuando termino de cambiarse en los vestidores para empleados y salió por la puerta trasera no esperaba ver una silueta familiar:

- ¿Mar?

El rostro pálido de Marshall se dejó ver apenas escucho la voz conocida y Joel rápidamente se preocupó pues debajo de esos bellos ojos verde olivo unas marcas rosadas dejan ver que estuvo llorando, su rostro muestra tristeza:

- ¿Qué sucede?

Joel se acercó rápidamente con preocupación en su rostro, movió suavemente el cabello negro como la tinta de Marshall confirmando sus sospechas:

- Estuviste llorando ¿Qué sucede?

El hombre lo abrazo, Marshall lo dejo ser pues por primera vez este abrazo fue preciso, realmente sintió necesitar algo de compasión y calidez sé otro ser humano:

- ...

- Si no quieres hablar esta bien, solo deja que te abrace y me lo dirás cuando te sientas mejor

Joel es por mucho el mejor compañero y amigo que pudo conseguir, esta vez Marshall no tuvo que contener sus lágrimas pues gradualmente dejaron de salir, solo entonces Joel lo aparto levemente:

- ¿Quieres que vayamos a casa y prepare algo de café?

- Bien...

Ambos se dedicaron una pequeña sonrisa mutua para después comenzar a caminar, cuando llegaron Joel no tardo en comenzar a preparar café tradicional mientras Marshall se mantuvo en el borde del sofá abrazando sus piernas sintiendo un esta posición lo hacía sentir extrañamente seguro:

- Me contarás que paso?

- mmm...

Marshall pensó cuidadosamente sus palabras para evitar decir lo incorrecto, si Joel se llegara a enterar de que su propio jefe fue quien... lo lastimo es capaz de matarlo:

- La persona... que me drogo ahora trabaja cerca de mí...

- Pero tu jefe no te salvo? Él sabe que lo hizo ¿por qué lo dejó ser?

El chico lo pensó nuevamente pensando lo más rápido que pudo:

- No es decisión de mi jefe... sus superiores lo pusieron ahí así que...

- Ya veo... ¿Cómo te sientes con eso?

Joel sostuvo dos tazas, las lleno de café con humo cálido saliendo y las puso en la mesa de café frente a Marshall:

- Incómodo, no me puedo conservar en mi trabajo porque no puedo evitar pensar que me hará algo... tengo miedo de encontrármelo a solas.... me siento completamente cansado y solo ha pasado un día...

- Mar si estás incómodo no podrás trabajar correctamente... y si dejas ese trabajo?

Marshall mentiría si dijera que no pensó en dejarlo, pero nunca ha dejado un empleo sin conseguir uno antes por lo que no puede evitar sentirse ansioso:

- Quiero hacer eso... pero llevo tantos años trabajando en esa compañía y cuando finalmente consigo un puesto mejor simplemente lo dejo...

- Lo sé, yo más que nadie sé cuanto esfuerzo le diste a esa empresa pero piénsalo ¿bien? Siempre hay una razón para tener miedo y no quiero que lo que se evitó esa noche esta vez pase...

Ambos sujetaron su propia taza, Marshall pudo observar su propio reflejo en el opaco líquido sintiéndose desconocido:

- Mi jefe es amigo de muchas personas... hablaré con él para saber si puede conseguirte un empleo... ¿Qué tal si intentas ir esta semana y vez como te sientes?

- Creo que eso suena bien... gracias Joel realmente...

Él agrave olor y sabor del café lleno a ambas personas, cuando el ambiente fue deprimente Joel quiso arreglarlo contándole su día a Marshall quien lo escucho atentamente con interés

Joel siempre logra hacer que cuando están juntos los problemas no parezcan tan graves como realmente lo son

Dos Veces Dos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora