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- Escúchame

Jules se acercó al chico tembloroso lentamente, cuando Marshall lo noto ya era tarde pues el hombre está a unos pocos sentimientos de él:

- Marshall...

Su mano llevó a la mejilla del chico quien no pudo evitarlo, pasó las yemas de sus dedos suavemente por el borde de su mejilla bajando hasta su garganta:

- Me quiero ir... abra la puerta por favor señor

Marshall se alejó levemente pasando su mano por donde fue tocado como si hubiera una suciedad invisible que necesitará quitar:

- No puedo hacer eso, te quedarás hasta que aceptes...

- No! Quiero salir

En realidad Marshall es el tipo de personas a las que si alguien le tira las compras el que se disculpa es él, simplemente le gusta evitar conflictos, sin embargo cuando está atrapado con alguien como su jefe se sintió realmente acorralado como un pequeño ratón

Rápidamente llegó a la puerta y comenzó a golpear con fuerza:

- No quiero estar aquí!!

Jules se acercó y abrazo el abdomen de Marshall con el brazo derecho mientras cubre su boca con la mano izquierda, el ruido hace que le duela la cabeza:

- No seas ruidoso, no te puedes ir hasta que aceptes trabajar para mí, así que tranquilízate

Marshall sostuvo la muñeca de la mano izquierda de Jules con lágrimas en los ojos, se movió intentando alejarse de él:

- Mmg

Jules no tiene que poner mucho esfuerzo en someterlo, pero es algo molesto, repentinamente Marshall abrió la boca sin pensarlo, pero antes de que pudiera hacer algo Jules lo miró fría mente:

- Atrévete a morderme...

Marshall se sintió aún más asustado ante la amenaza y bajo la mirada quedándose quieto:

- Te voy a soltar, si vuelves a hacer ruido te ataré a la cama...

El pelinegro se quedó inmóvil y asintió con la cabeza, solo entonces Jules aflojo su agarre dejando ir al chico:

- Uff Señor por favor déjeme ir...

Esta vez Marshall habló lentamente manteniendo sus manos sobre su pecho como un niño asustado

Las lágrimas comenzaron a salir nuevamente inundando los bellos ojos de Marshall quien no paro de temblar:

- Puedes irte, solo firma el nuevo contrato...

- Nuevo... ¿Contrato?

Marshall sollozo, Jules señaló el papel en la mesa de café:

- Serás mi secretario personal de nuevo... solo firmalo y puedes irte

Un trabajo como ese ¿Y si algún día Jules le pidiera hacer más de lo que un secretario debe hace? La idea lo atormenta creando una ansiedad interna desgarrante:

- No quiero... ya no quiero trabajar para usted

- Entonces no puedes irte

Marshall lo miró y luego al papel:

- No puede encerrarme... yo llamare a la policía

- Adelante, hazlo...

Jules sonrió mostrando sus blancos dientes, la impotencia domino a Marshall quien se sintió saturado mentalmente, él se inco repentinamente ante la mirada sorprendida de Jules quien lo pensó por un tiempo:

- ¿Qué haces?

Marshall cubrió su rostro con sus rodillas abrazando sus piernas pensativas, Jules suspiro y se alejó sujetando la hoja en la mesa de café y un lapicero para después acercarse al chico agachándose frente a él:

- Firmalo y podrás irte...

Pasaron unos segundo, Marshall mostró sus ojos rojizos observando el papel en la mano de Jules, lo pensó un tiempo, pero finalmente sostuvo el papel y lo firmo:

- Bien...

Marshall vio desde abajo como Jules se levanta y abre la puerta dejándola medio abierta para después caminar por el mismo pasillo en donde estuvo antes:

- No olvides llegar temprano mañana...

Por un momento el pelinegro pensó que era una trampa, pero al ver que Jules se alejó finalmente pudo respirar levantándose dudoso

Cuando estuvo a punto de salir un cajón semiabierto llamó su atención:

- Fotografías?

Solo una, en ella está Jules con una apariencia más joven y uniforme escolar, él sonríe, pero no como las sonrisas de negocios, él realmente parece feliz, alguien sostiene su mano, pero es necesario abrir el cajón aún más para ver quien es

Marshall sostuvo el asa lentamente intentando hacer el menor ruido posible, pero el cajón está atorado a pesar de parecer nuevo, un sonido repentino asusto a Marshall quien salió del departamento rápidamente, solo cuando estuvo fuera se preguntó en dónde estaba, solo pudo encontrar un taxi y pedir que lo llevara:

- Marshall!! Estaba a punto de llamar a la policía si no llegabas en una hora ¿Estás bien? ¿Qué quería ese tipo?...

- Es mi jefe... todo está bien...

El pelinegro se recostó en el sofá con su mente dando vueltas, pero Joel se puso a su lado con ojeras en los ojos y preocupación:

- No te duermas Marshall ¿Qué sucedió? ¿Él es tu ex jefe?

- Él... Él dijo que me necesitaba y... cambio al otro hombre... ahora todo estará bien...

Marshall murmuró y no sabe muy bien por qué sigue mintiendo, pero tal vez así sea más seguro para Joel:

- Tengo la sensación de que ayer él me amenazo...

- Él tiene poca paciencia y es malentendido... no tomes todo lo que dice en serio... me siento cansado... lo siento

Al rubio solo le quedo ver como Marshall se acurruca en el sofá sintiéndose como un padre preocupado, pero al verlo tan cansado lo dejo ser:

- Hay algo en ese tipo que me desagrada...

Solo le quedo pensarlo para sí mismo

Dos Veces Dos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora