Parte 21

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Su cómplice se quedó un rato con él, hasta que lo vio un poco más tranquilo.

-Me tengo que ir, pero regresaré. No se si hoy vendrán a verte, espero no, pero por favor trata de no hacerlos enojar. Si se te acercan golpéalos en la cara, pero evitemos que pase. Desde que llegaste ya llevas 2 narices rotas.

-Espero sean más.

-Admito que me agrada cuando lo haces pero no los hagas enojar. Te pondré la capucha de nuevo.

-Esta bien.

Se la puso de nuevo y salió de ahí para poder hacer todos sus pendientes y poder regresar a cuidarlo. Che se quedó un buen rato solo hasta que escucho como volvían a abrir la puerta.

-Adivina qué hora es mocoso.

Che no habló, sabía que les gustaba jugar con él y sabía perfectamente a qué hora se referían.

-¿Te comió la lengua el ratón o que? Ahora dirás un número o lo tendré que elegir yo.

-¿Habría alguna diferencia? - dijo Che.

-Haría más divertido el juego.

-Tienes una definición demasiado retorcida acerca de la diversión.

-Dame gusto por esta vez, di un numero.

-Si lo pones de esa forma para darte el gusto, menos lo haré.

Escuchó cómo cargaban un arma, escuchó un disparo y como le ponía el cañón en la piel.

-Anda mocoso, di un número o me encargare de quemarte toda la piel visible y por como estas vestida en estos momentos sabrás que es bastante.

-Siete- dijo Che apretando los dientes.

-De acuerdo.

Sintió como le aventaban agua de nuevo, escucho ese maldito ruido de electricidad y como la corriente eléctrica subía por todo su cuerpo. Se mordió los labios para no gritar porque sabía que pasaría si lo hacía.

-Esperaba que gritaras, le quitas la diversión a esto. Dime otro número.

-Dos.

-Mala elección de número mocoso.

Se quedó todo en silencio hasta que sintió como le clavaban un cuchillo en la pierna derecha desde el muslo hasta debajo de la rodilla . Grito al sentir como se le desgarraba la piel, el músculo. Gritó hasta que cayó inconsciente.


-Niño despierta- Sentía como le daban ligeras palmadas en el rostro para hacerlo reaccionar.

-Mi pierna- dijo en un susurro.

-Ya pare la hemorragia, pero si hicieron un gran corte, necesitas un médico urgente- dijo su cómplice preocupado por el aspecto que tenía la pierna de Che.

-Deja le marco- dijo Che tratando de hacer un chiste.

-Lo digo en serio, fue muy profundo el corte.

-Sabemos que no me verá un médico estando aquí.

-Te tengo que sacar, y tiene que ser antes de que te llevemos al mercado negro.

-¿Mercado negro?

-Tráfico de personas...para servicios sexuales.

Che sintió como la sangre bajaba de su rostro. En todo el tiempo que estuvo secuestrado jamás estuvo tan asustado como ahora.

-No, no me pueden llevar, no- dijo mientras empezaba a moverse para poder desatarse.

El angel y un cafeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora