Su cómplice se quedó un rato con él, hasta que lo vio un poco más tranquilo.
-Me tengo que ir, pero regresaré. No se si hoy vendrán a verte, espero no, pero por favor trata de no hacerlos enojar. Si se te acercan golpéalos en la cara, pero evitemos que pase. Desde que llegaste ya llevas 2 narices rotas.
-Espero sean más.
-Admito que me agrada cuando lo haces pero no los hagas enojar. Te pondré la capucha de nuevo.
-Esta bien.
Se la puso de nuevo y salió de ahí para poder hacer todos sus pendientes y poder regresar a cuidarlo. Che se quedó un buen rato solo hasta que escucho como volvían a abrir la puerta.
-Adivina qué hora es mocoso.
Che no habló, sabía que les gustaba jugar con él y sabía perfectamente a qué hora se referían.
-¿Te comió la lengua el ratón o que? Ahora dirás un número o lo tendré que elegir yo.
-¿Habría alguna diferencia? - dijo Che.
-Haría más divertido el juego.
-Tienes una definición demasiado retorcida acerca de la diversión.
-Dame gusto por esta vez, di un numero.
-Si lo pones de esa forma para darte el gusto, menos lo haré.
Escuchó cómo cargaban un arma, escuchó un disparo y como le ponía el cañón en la piel.
-Anda mocoso, di un número o me encargare de quemarte toda la piel visible y por como estas vestida en estos momentos sabrás que es bastante.
-Siete- dijo Che apretando los dientes.
-De acuerdo.
Sintió como le aventaban agua de nuevo, escucho ese maldito ruido de electricidad y como la corriente eléctrica subía por todo su cuerpo. Se mordió los labios para no gritar porque sabía que pasaría si lo hacía.
-Esperaba que gritaras, le quitas la diversión a esto. Dime otro número.
-Dos.
-Mala elección de número mocoso.
Se quedó todo en silencio hasta que sintió como le clavaban un cuchillo en la pierna derecha desde el muslo hasta debajo de la rodilla . Grito al sentir como se le desgarraba la piel, el músculo. Gritó hasta que cayó inconsciente.
-Niño despierta- Sentía como le daban ligeras palmadas en el rostro para hacerlo reaccionar.
-Mi pierna- dijo en un susurro.
-Ya pare la hemorragia, pero si hicieron un gran corte, necesitas un médico urgente- dijo su cómplice preocupado por el aspecto que tenía la pierna de Che.
-Deja le marco- dijo Che tratando de hacer un chiste.
-Lo digo en serio, fue muy profundo el corte.
-Sabemos que no me verá un médico estando aquí.
-Te tengo que sacar, y tiene que ser antes de que te llevemos al mercado negro.
-¿Mercado negro?
-Tráfico de personas...para servicios sexuales.
Che sintió como la sangre bajaba de su rostro. En todo el tiempo que estuvo secuestrado jamás estuvo tan asustado como ahora.
-No, no me pueden llevar, no- dijo mientras empezaba a moverse para poder desatarse.
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El angel y un cafe
ActionUna historia de Kim y Che con drama, tristeza pero mucho amor. Espero les guste es la primera historia que escribo. Espero y ruego a los dioses poder publicar un capitulo a la semana.