Capitulo 17

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Discliminer: la historia no me pertenece yo solo la traduzco al español con el permiso de Eliza_Cameron.

Kim Mandong apretó la cuerda casi invisible de la trampa explosiva del mecanismos de activación que había colocado dentro de la puerta del armario del departamento de Lee Kangmu.

Había tenido inteligencia sobre la ubicación de la casa del agente de Corea del Sur  y había forzado fácilmente la cerradura de la puerta. Había salido de la puerta después de ver llegar a Black Tiger a la sede, por lo que estaban bastante seguro que no lo verían.

El delgado cable trampa estaba conectado a una caja de disparo automático que contenía un solo dardo tranquilizante, cargado con suficiente suero potente para someter a un hombre adulto durante un par de días. Una vez disparado, el dardo de punta afilada se disparada en la pierna de quién lo haya disparado. La caja se apuntó ligeramente hacia arriba para darle una mejor oportunidad de dar en el muslo en lugar de tobillo. De esa manera la droga podría ingresar al torriente sanguíneo más rápido.

Una vez que estuvo seguro de su trampa, instaló un micrófono en la pared del armario, detrás de la caja del armario, para poder escuchar cuando sonara. Salió del departamento, cerrando la puerta desde adentro para que nada saliera mal. Si todo iba igual según lo planeado, al final del día Black Tiger sería su cautivo.

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Lee Kangmu se despertó a las siete de la mañana, la luz del sol de la mañana entraba por la rendija de la cortina que cubría la única ventana en la habitación de invitados en el departamento de Hanna. Termino durmiendo allí, solo en lugar de con Hanna en su propia habitación, ya que de alguna manera se le había metido en la cabeza que no deberían hacer que compartir la cama fuera un hábito. Para Kangmu, esa era una razón estúpida, pero no se dejaría convencer.

Se levantó, se cambió de ropa y se cepillo los dientes en el pequeño baño continúo al dormitorio de invitados. Salió a la sala de estar principal, Jang Hanna ya se encontraba allí, sentada con un libro en la mano y una taza de café en la mano frente a ella.

– Joejun achim, jagiya – dijo sentándose a su lado después de dejar un breve beso en la parte superior de su cabeza. Ya había dos platos de tostadas con kimich y huevos fritos en la mesa con un poco de fruta. El plato de Hanna ya estaba medio vacío.

– Annyeong – respondió Hanna, sonriendo mientras se sentaba. Parecía un poco cansada, sus normalmente ojos oscuros apagados y su cabello más enredado que de costumbre, como si no se hubiera molestado en peinarlo –  ¿Jal jasseo?

El asintió y comenzó a comer.

Había pasado mucho tiempo desde que le había cocinado. Hanna no cocinaba muy a menudo, pero era excelente cuando quería hacerlo. Era una de las pequeñas cosas que no había notado realmente hasta que ella se había ido por cuatro años.

–¿Jal jasseo? – Pregunto Kangmu – Pareces un poco cansado.

– Estoy bien – sonrió ella tranquilzadoramente, aunque el podría decir que era falso.

Hizo un gesto hacia su medio plato a terminar –Come. Es bueno.

Ella le dirijo una mirada seca – Hice.

–Exactamente.

Hanna puso los ojos en blanco afectuosamente dejo su libro y recogió los platillos. Pasaron el resto del desayuno en un cómodo silencio, con Kangmu levantándose solo una vez para volver a llenar la taza de cafe Hanna y volver a servirse una el también.

Paso un tiempo hasta que Hanna decidió romper el silencio.

– ¿Todavía tienes todas esas fotos mías en tu escritorio?

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