Capitulo 23

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Disclimner: La historia no me pertenece es propiedad de Eliza_Cameron yo solo la traduzco al español con su permiso.

El viaje en automóvil por la ciudad iluminada por la luna y las luces fluorescentes de la calle fue incómodamente silencioso y tenso. Jang Hanna estaba al volante como de costumbre, pero estaba tan fuera de sí que no se sorprendería si un policía la detuviera por conducir distraído.

–¿Hablaste con Eomma? –  Hanna preguntó mientras salía del camino de entrada. Lee Kangmu estaba actuando de manera extraña. Todavía no sabía cuánto había oído él de su conversación con su padre, y la incertidumbre le estaba carcomiendo los nervios. Había oído algo y no estaba reaccionando bien. Hanna estaba acostumbrada a poder leer sus emociones, especialmente cuando estaba solo con ella. Su frialdad la asustó un poco.

–Sí – dijo Kangmu claramente. Hanna esperó a que él explicara, pero se quedó callado.

Mientras conducía, la mente de Hanna se estaba volviendo loca lentamente con los peores escenarios con exactamente cuánto había escuchado Kangmu. Tal vez había interpretado algo mal. Tal vez pensó que Hanna estaba siendo conquistada por la justificación de su padre por sus acciones.

Condujo por la ciudad que conocía como la palma de su mano, encontrando automáticamente el camino de regreso a su apartamento. Kangmu salió del auto y ella corrió tras él hacia la puerta. No era tan tarde en la noche. Tenía mucho tiempo para hablar con él.

Sin embargo, Kangmu no parecía estar de humor para hablar. Inmediatamente entró en su habitación, colgando su abrigo en el armario. Hanna dejó su pequeño bolso en el sofá y esperó en la puerta abierta de la habitación de invitados mientras él se tomaba un tiempo anormalmente largo para colgar su abrigo.

Finalmente, no pudo ignorarla más.

–¿Qué deseas? – Preguntó, cerrando la puerta del armario.

La aspereza de su voz la sobresaltó.

– Quiero saber qué está mal – dijo con calma, sin querer empeorar la situación. Normalmente, Kangmu era el tranquilo y sereno entre ellos, pero ahora parecía que los roles habían cambiado. Parecía agitado, como un animal salvaje acorralado.

– ¿Qué ocurre? –  repitió Kangmu – ¿No sabes?

– Es por eso que estoy preguntando –  dijo Hanna secamente. Cuando él no respondió, suspiró y entró en la habitación, tomándolo de la mano.

– Vamos.

– ¿Dónde? – Preguntó Kangmu.

–Dijiste que podíamos terminar de mirar mi álbum de fotos – dijo Hanna. – No es demasiado tarde, de todos modos. No estás cansado, ¿verdad?

–En realidad, estoy un poco cansado –  dijo Kangmu, apartando la mano. –Podemos mirar el álbum de fotos en otro momento.

– Está bien –  coincidió Hanna, tratando de no dejar que su voz traicionara la confusión y el dolor que sentía –  ¿Quieres dormir en mi habitación?

– ¿No dijiste que no deberíamos hacer de compartir una cama un hábito? –  Preguntó Kangmu – Dormiré aquí. Solo.

– Está bien… – Hanna se movió hacia la puerta como si estuviera a punto de irse. Se sentó en la cama, esperando a que ella se fuera. Se detuvo justo cuando estaba a punto de salir.

– ¿Estás seguro de que quieres que te deje en paz?

La verdad salió de la boca de Kangmu antes de que pudiera detenerla.

IN THE DARKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora