Capítulo XXII

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«Si eres capaz de mirar al miedo a la cara, ganarás en fuerza, coraje y confianza»

🥀🥀🥀

Julietta.

La criatura de la oscuridad no volvió a aparecer, de lo contrario hubiese usurpado mis sueños nocturnos. Sin embargo, tampoco volví a tener aquella pesadilla que me impedía descansar plácidamente.

Los días pasaron, las luciérnagas continuaron apareciendo por las noches para otorgar cierta tranquilidad y sin el ser acosador otorgando su presencia, solo avanzamos.

Observé hacia atrás, empezábamos a dejar las colinas desiertas de lado y pronto nos adentraríamos a un nuevo bosque.

—¿Nos vamos acercando?

Después de varios días en busca de la misteriosa bruja, era necesario saberlo.

—Puede que sí.

—¿No lo sabe?

—Nunca dije eso—replicó—. Realmente, no hay un camino que seguir en línea recta para dar con ella.

—¿Está diciendo que vamos sin rumbo?

—Tampoco he dicho eso.

No me agradaban sus respuestas, pareció haberlo notado cuando volteó en mi dirección y elevó una ceja. En sus labios se insinuó una sonrisa. Entonces, señaló al frente.

—Las montañas detrás del arbolado, es el primer indicio de hacia dónde ir—explicó—. Después, buscaré el rastro para poder llegar.

—¿Cuánto nos tomará encontrarla?

—No lo sé, quince o treinta días.

Era demasiado tiempo, pero me limité a guardar silencio.

Cuando llegamos a los comienzos del bosque, el sol estaba a punto de desaparecer por completo. Empezaba a acostumbrarme a la visión de su espalda, podía notar la pequeña diferencia de nuestras estaturas, su cabellera oscura era muy brillante cuando la luz lo abrazaba y la musculatura de su espalda no era de extrañar, considerando que de alguna manera fue capacitado por la torre, sin contar que no era un humano por completo.

En esos momentos solo podía confiar en que me estuviera dirigiendo con la bruja que podría darme respuestas. De momento, tenía ciertas curiosidades que me había resguardado.

—Si tiene algo que decir, adelante.

Por un momento creí que también poseía la habilidad de leer los pensamientos y eso me abrumó por completo.

—Puedo sentir su mirada atrás de mí—explicó.

—Es porque caminó detrás.

Insinuó otra sonrisa.

—¿Qué es tan divertido?

Dejó de avanzar a su ritmo habitual, lo suficiente como para quedar a mi derecha.

—Nada.

Traté de manejar lo mejor posible mi inconformidad. A veces prefería el silencio.

—Pregunte lo que quiera, también tengo algo que quiero saber.

Lo observé intentando adivinar lo que quisiese saber. No había ningún indicio, pero habíamos vuelto a las preguntas y respuestas, lo que podría ser mi oportunidad.

—¿Cómo ha entrado a la torre?

Recordaba lo que Marco me había comentado, del proceso de entrenamiento al nacer dentro de la torre. Dudaba que Denrek hubiera nacido allí, pero tenía que averiguarlo.

Destello Nocturno ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora