Capítulo XI

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«El rápido dolor de la verdad puede desaparecer, pero la lenta agonía de una mentira nunca se pierde»

—John Steinbeck.

🥀🥀🥀

Julietta.

Habían momentos en que todo parecía un simple sueño, algún vacío inexplicable, y nada más que borrosas imágenes de un color en particular invadiendo mi campo de visión.

El sol empezaba a ocultarse mientras continuábamos el camino hacia la torre por órdenes de esta, después de que Allek les informara del otro encuentro que habíamos tenido. Quizás llegarían a recibirlos como héroes al llevar a tantas personas a un mejor lugar.

La dificultad de movilidad era cada vez más notorio. Especialmente si queríamos considerar a las nuevas personas, donde había una mayoría de avanzada edad. Los transportes que tenía el escuadrón seis estaban reservados para los más vulnerables: heridos y unos que otros niños. Los demás debíamos apañarnos a pie.

Entre las diversas inquietudes, la curiosidad por haber sido divididos en tres grupos antes de salir tenía a todos de nervios, lo que hizo en un inicio soltar demasiadas protestas, pero Miller no aclaro nada.

Evans iba al frente junto a Philip y Allek. Paso buen tiempo hasta que Denrek apareciera al lado de estos para mantener una conversación no tan larga. Después nos detuvimos, y Allek tomó la palabra.

—Nos dividiremos a partir de este punto —no hizo falta más para desatar los murmullos—. ¡Grupo omega sigan a Jared Philip, grupo beta con Evans Jones, y grupo alfa con el comandante Miller!

El escuadrón seis confiaba ciegamente en las órdenes por parte de Miller, pero no todos teníamos el privilegio de otorgarle nuestra confianza. Evans recibió a Marceline en su grupo, lo cual me fue todo un alivio. En el grupo omega se fueron Marco y Dave, y luego me encontraba asignada al grupo alfa, al igual que Allek. El muchacho llegó al lado de Denrek, pude observarle, no habíamos cruzado miradas hasta en ese momento; pero la apartó descaradamente.

—Todo saldrá bien, nos veremos al final del camino.

Abracé a Evans, luego a Marceline. Era la primera vez que nos separaríamos por tanto tiempo. No entendía el plan, pero nadie pensaba cuestionarlo de frente. Pensaba en lo que Marco me había contado del desempeño de Denrek, además de como los había mantenido con vida los años que llevaban a su lado.

Nadie podía hacer otra cosa que confiar en su estrategia para sobrevivir y llegar a la torre. La situación era relativamente desconocida, separarme de quienes habían sido mi familia solo hizo las cosas más difíciles.

Pasé el resto del atardecer observando a los alrededores en busca de alguna señal de ellos, pero no había absolutamente nada.

—Se está quedando atrás, señorita.

Al levantar la vista me encontré con el hombre líder de aquellas personas, Paul. No carecía de razón, estar tan pendiente de los alrededores me estaba dejando atrás.

—No me había percatado, lo siento.

Sonrió amablemente mientras ambos recuperamos el paso al lado de los demás.

—Es necesario cuidarnos unos a otros.

Era una de las cosas que nos mantenía con vida, la poca humanidad que quedaba en cada persona. Vi los alrededores en busca de su progenie, principalmente la presencia de aquella mujer que deducía era su pareja.

—Han sido asignados en el grupo omega—agregó—. Mi mujer y mis cuatro hijos, le he pedido a un amigo que los cuide por mí.

Me parecía inaceptable que no haya sido asignado al mismo grupo, su familia necesitaba de él.

Destello Nocturno ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora