Capítulo XVIII

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«Aprender a confiar es una de las tareas más difíciles de la vida»

—Isaac Watts.

🥀🥀🥀

Julietta.

La oscuridad era cada vez mayor, y la lluvia parecía querer descender lanzando pequeños rastros. El frío se intensificaba, y aunque había una fogata a algunos pies de distancia, el calor no lograba abrazarme.

No podía frotar mis propias manos para intentar reconfortarlas, sentía como el líquido rojizo descendía de mi hombro hasta deslizarse por todo mi brazo derecho.

—No se ve bien—su voz era débil.

Por un momento había olvidado la situación en la que me encontraba, las cosas pasaron demasiado rápido. Por un momento había creído que sería mi salida, pero en un parpadeo todos empezaron a dispararle por la espalda. Aunque no parecía demasiado herido, soltó a Paul y les cortó la garganta a muchos otros. Los demás se detuvieron por temor al mismo destino, y cuando creí que se iría o continuaría con su extraño interrogatorio, no lo hizo.

Aquel momento había sido suficiente como para que Paul recuperara el arma y le disparara, entonces cayó. El hombre ordenó que lo retuvieran sin perder más tiempo, y ahí nos encontrábamos. Cada uno atado a un árbol. Hasta el momento había pensado que estaba muerto, llevábamos demasiado tiempo retenidos y recién acababa de despertar.

Denrek trató de liberarse, y cuando pensé que no tendría ningún problema para romper las cadenas, dejó de intentarlo. A diferencia mía, sus heridas habían dejado de sangrar, aunque su piel parecía palidecer. El sudor escurría por su frente y daba la sensación de estar agotado.

—¿Qué le ha disparado? —le pregunté refiriéndome al arma de Paul. No había mayor explicación, los demás disparos no le causaron ningún daño.

—Acónito.

—¿Acónito?

—Una hierba muy extraña, algunos mitos sugieren que mata a los hombres lobo—musitó despacio, estuve a punto de lanzar otra pregunta, pero se anticipó—. Aunque no es más que un alucinógeno.

Tenía demasiada curiosidad de cómo Paul sabía al respecto, aunque quizás conocía la respuesta relacionada con aquel misteriosos sujeto que le ordenó matar a Denrek.

El grupo alfa se preparó para pasar la noche, de vez en cuando dos hombres supervisaban que no intentáramos escapar.

Esperé ver a Allek y convencerle de que me ayudase, pero no había ningún rastro del muchacho. El tiempo empezaba a parecer eterno mientras sentía como perdía mis fuerzas.

—Muy oportuno su nuevo amigo—musitó—. ¿Acaso no la ayudará?

Algunas preguntas me surgieron, pero hice la menos sensata.

—¿Cómo lo sabe?

—Lo he percibido.

La corriente de inquietudes en fórmula de preguntas fue usurpada cuando Paul apareció, nos observó detenidamente, pero su atención recayó principalmente en Denrek.

—No debiste volver, pero me has facilitado las cosas—no había ninguna respuesta de la otra parte—. Pronto, me encargaré de ti y recuperaré a mi familia.

Los azules oculares de Denrek finalmente recayeron en Paul, pero solo formó una escalofriante sonrisa en sus labios.

—¿Qué es lo que te parece tan divertido?

Destello Nocturno ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora