«Puede que te engañen si confías demasiado, pero vivirás en un tormento a menos que no confíes lo suficiente » —Frank Crane.
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Julietta.
El fuego de la fogata era evidente desde cierta distancia me proporcionaba luz suficiente como para acercarme a la corriente de agua y tomar un poco. El alivio de mi garganta era demasiado, quizás no había hablado demasiado, pero andar por varios días era agotador.
El transporte que habíamos estado utilizando dejó de funcionar después de un tiempo, y fue cuando continuamos el camino a pie.
Era inevitable fijarme en mi propio reflejo que me permitía ver la escasa luz. Un híbrido de rougarou y humano, quién lo diría. Nunca había tenido suficientes razones como para otorgarle mi confianza, pero de alguna extraña manera conocíamos algo del otro que posiblemente nunca le habíamos dicho a alguien más.
No sabía mucho al respecto, pero a juzgar por la frialdad de sus palabras y aquella mirada, no parecía algo bueno para una criatura de la oscuridad.
Había mencionado la palabra "pureza" con un tono arrisco, quizás su naturaleza lo había vuelvo el ser tan ególatra, manipulador y peligroso que conocía.
Traté de ser indiferente al tema, habían mejores cosas en las que debía pensar. También había cierta inclinación a el poco intercambio de palabras que habíamos tenido en los últimos días. Siempre me había considerado una persona de pocas palabras en cuanto a socializar lo requería, y agregando el enigma de Denrek; había demasiado silencio en algunas ocasiones.
Me acerqué al fuego que iluminaba un poco la noche, no pude evitar verlo. Estaba recostado contra un árbol observando el cielo, no podría llegar a verlo de no ser por la luz que proporcionaba el fuego.
Puede que tuviera demasiadas cosas en mente, pero nunca algo conciso. Percibía el sonido de algunos insectos nocturnos a través de la inmensa oscuridad a nuestros alrededores, donde la luz ya no podía extenderse. El viento era pacífico por ocasiones y solo esperaba que no se llevara consigo la luz que me permitía ver el pequeño panorama. Especialmente su presencia.
Después de todo, si esa pequeña luz desaparecía, lo perdería de vista. Aun así, aseguraba que él no tendría ningún problema manejando la completa oscuridad, y de alguna manera era como quedar en desventaja.
Desvié la mirada tratando de alejar aquellas absurdas preocupaciones que mi subconsciente trataba de implementar. No era como si no llegase a ser posible y no quería caer en aquella perturbadora situación donde era una bestia con grandes caninos y me perseguía con ansias de derramar mi sangre. Estuvo a punto de acabar con mi vida, y era algo que no podía olvidar.
Mis pensamientos parecieron una burla cuando la precipitada brisa del viento arrastró tierras y desvaneció la rojiza llama.
No pude evitar asegurar con mis manos el arma que descansaba sobre mi regazo. Traté de reprimir mis aterrorizados instintos, pero no solté el arma.
Era demasiado el tener que pasar todas las noches sin descansar demasiado con aquella intranquilidad. No era como si sintiera un infinito temor por su presencia, ya que rara vez había sido así. Sino por mis propios pensamientos que me obligaban a permanecer despierta, después de todo, habían pasado varias noches desde que mis sueños fueron sido invadidos. Pero, en su lugar, varia imágenes de una oscura cueva con sangre en todas partes había tomado lugar entre las pesadillas cada vez que cerraba los ojos, hasta hacerme despertar con el grito de una mujer.
—Descanse un poco.
Escuchar su voz en medio de la oscuridad podría ser escalofriante, pero solo me había confirmado que permanecía en el mismo lugar. Observé los troncos en donde el fuego se había desvanecido, considerando el intrépido viento que no parecía calmarse, sería complicado volver a encenderlo.
—Lo haré después.
Silencio.
—Suele despertar con la respiración alterada—me delató—. El corazón le bombea mucho más acelerado de lo ordinario, como en este momento.
Sentí el ardor de rasguñar mi palma, me obligué a dejar de empuñar la mano izquierda.
—¿A qué quiere llegar?
Demasiado incómodo era pensar que estaba tan pendiente de mi respiración y mi alterado corazón.
—Temor—musitó, creí sentirlo más cerca.
Pude escuchar mi propio corazón bombear, era como si hubiese descubierto mi debilidad. El sentimiento de vulnerabilidad no era para nada agradable. Nunca lo había percibido con nadie, mucho menos con la simple mención de una palabra.
Recordé a las luciérnagas que me acompañaron durante las noches en aquel inmenso bosque junto a aquella criatura que no había vuelto a aparecer.
Fue demasiado aliviador ver esos destellos luminosos aparecer entre la oscuridad y compartir su luz. Pude ver mejor a Denrek, continuaba en el mismo lugar, pero había dejado de apoyar su espalda en el tronco y observaba a los insectos con los labios casi abiertos, como si quisiera decir algo.
Solo pude deducir que la criatura de la oscuridad había vuelto, pero no lograba sentir su presencia como en otras ocasiones.
Denrek no volvió a mencionar ninguna otra palabra, en su lugar volvió a recostarse para descansar. Poco después le imité al sentir una inexplicable tranquilidad con solo observar esos pequeños destellos a mi alrededor.