12. Enfrentamiento

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12. Enfrentamiento

Cuando las mini vacaciones terminaron, Zayn pudo respirar sin peso en sus hombros por primera vez en lo que se sintieron como años.

Entre Maddy y sus padres vigilando, Zayn se vio obligado a actuar como un príncipe azul que incluso asentía cuando el tema «matrimonio» era tocado en la mesa.

Los minutos que lo separaban de Liam, los pasó sonriendo. Expectante. Emocionado. Estaba prohibido y mal, pero no podía evitar desear verlo lo antes posible. Así que no se paró en la oficina de sus superiores para agradecer la licencia paterna extraordinaria que le habían otorgado, sino que llegó a la habitación y abrió la puerta sin ningún tipo de precaución.

Liam estaba como lo había dejado. Musculoso, rosado y seductor. Acostado en la mitad de su cama, con las piernas estiradas, sólo en boxer, y una mirada de asombro en su rostro. Él dejó el libro que leía a un lado y corrió hasta que enredó sus brazos en el cuello de Zayn, quien apretó sus caderas. Esperaba dejarle moretones,

—¡No te esperaba hasta mañana! —saludó con incredulidad.

—Ya ves. —sonrió Zayn sin mostrar los dientes.

Liam se mordía el labio inferior regordete y Zayn lo liberó con sus dedos. Quedaron rojos y mojados por la saliva, así que Zayn se inclinó y los mordió por sí mismo. Los soltó cuando probó el sabor particular de la sangre.

—Zayn...

No necesitó que Liam dijera otra cosa. Zayn se aseguró de que la puerta estuviera cerrada y lo tumbó en su cama. Lo desvistió y besó cada espacio de piel blanca que quedaba a la vista. De vez en cuando mordía en lugares específicos, como sus bíceps, sus pectorales o sus pezones. Liam se revolcaba y Zayn se regocijaba en el poder que su deterioro le hacía experimentar.

Nunca fue así de pasional con Maddy. Nunca se le cruzó por la mente atarla y tenerla desnuda para él, dejarla devastada y destruída por su pene, pero era diferente con Liam. Él era un hombre fuerte que podía aguantar y disfrutar de la fuerza que empleaba en el sexo. No estaba allí para preocuparse, porque el acto fluía y Liam gemía en las partes en las que Maddy probablemente le hubiese pedido detenerse.

Zayn nunca tuvo un amante tan necesitado. Liam se retorcía y lo arañaba, se restregaba contra su pene y le pedía que lo hiciera rápido, porque en cualquier momento podrían entrar. Aunque las probabilidades eran remotas, allí estaban, y no hacían más que excitar.

—Te extrañé, las pajas... las pajas no eran suficientes.

Minutos después, Zayn cayó en cuenta de que él había sido quien habló. Se puso rojo, a juzgar por la risita de Liam y la quemazón en sus mejillas.

—¿No te descubrieron?

Zayn rodó los ojos—. Me hubiese metido en graves problemas. No podemos decirle a nadie.

Liam rodó los ojos y encaramó sus tobillos en los hombros de Zayn. Estaba doblado y el pene grueso de Zayn estaba rozando su entrada sin lubricar, pero ansioso por la penetración.

—Esto es entre tú y yo. Nuestro secreto, te lo prometo.

Había devoción en aquel par de ojos mieles, que con la luz del sol que se colaba por la ventana, parecían verdes y dorados. Zayn le mordió la mejilla y escuchó sus lloriqueos mientras lo penetraba hasta que sus bolas chocaron con las nalgas. No había condón que los separara, Zayn gimió ante la idea de marcar la piel de Liam con la fuerza de sus manos.

Se apoyó del colchón y empezó con las embestidas desesperadas. Era incapaz de mantener los ojos completamente abiertos por el placer que recorría cada centímetro de su cuerpo. Liam se mordía la lengua para no hacer ruido, pero estaba fallando en el intento, así que Zayn tapó sus labios con una palma, mientras que la otra seguía manteniéndolo arriba. Estaba cansado, pero tan excitado, que no pudo recordar otra ocasión similar.

Fatalidad | ZiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora