Fatalidad | Ziam

18. In fraganti

18. In fraganti

Terminó la videollamada con Maddy con un nudo en la garganta. Tomó sus cosas y bajó del auto. De camino a la estación, se encontró con un rostro demasiado familiar.

—Malik. —saludó el susodicho.

—Styles. —respondió entre dientes.

El tipo no dijo más nada, y Zayn siguió su camino sin darle importancia. Aunque sería mentirse a sí mismo si negaba que el rostro de Liam había venido a su cabeza nada más vio a Edwards a las afueras de su trabajo.

Hubiese preferido que el asunto quedara allí, con él suspirando por un chico que se había prometido olvidar, por todo lo malo que le había hecho. Sin embargo, nada más entrar, se dio cuenta de que había algo —alguien— que no pertenecía.

Dejó sus cosas en su casillero e ignoró el bullicio de un grupo de personas alrededor de otra que, podría jurar, era nueva en la Unidad. Cuando se dio la vuelta para ir a la sala de reuniones, cayó en cuenta de quien se trataba. Tenía el pelo más largo que antes y una barba de días que hizo a Zayn querer pasar sus dedos por ella, quería sentir su textura aspera. Sacudió la cabeza con enojo.

—¿Qué haces aquí? —se escuchó más furibundo de lo planeado.

—Trabajo aquí, pedí un traslado.

—¿Por qué te molesta tanto, Malik? ¿No eran amiguitos? —dijo el idiota de Marshall. Fue burlón y Zayn cayó en cuenta de que sabía su aventura con Liam, o al menos sospechaba lo suficiente como para ser considerado peligroso.

—Es sólo que Malik y yo no hemos tenido la oportunidad de ser los mismos desde que tuvo a su hija. Digo, la paternidad y todo eso. Tenemos que ir por unas pintas un día de estos, ¿qué dices?

Lo llamó por su apellido en un intento vano de que su conversación fuese casual. Zayn asintió sin decir palabra y se perdió en sus quehaceres.

•••

Maddy y Zara regresaron a casa una semana después. Zayn tuvo la oportunidad de organizar salidas con ellas, para que sus pensamientos no revolotearan alrededor de Liam y el hecho de que eran compañeros de trabajo.

Con respecto a Liam, su relación laboral era llevadera, siendo que nunca se quedaban a solas. A veces se daba cuenta de su mirada penetrante, pero nada que una escapada triunfal no pudiese arreglar.

Dado que en la pequeña ciudad había pocos disturbios, a excepción de cuando los equipos locales decidían jugar en el estadio, estaban escasos de trabajo. A veces Zayn salió a patrullar, y otras tantas le tocó con Liam. En aquellos casos, sobornaba a un par de compañeros que le debían favores para que cumplieran su turno, lo que, racionalmente, llamó la atención. Todo el mundo pensaba que sus problemas eran más simples que la realidad, pero Zayn se negaba a tomar los consejos de llevar la fiesta en paz. Nadie entendía que no podía confiar en sí mismo cuando estaba a solas con Liam.

—Malik, eres muy bueno y te estimamos, pero Payne también lo es. Se ve que vive para esta profesión. No tenemos mucho movimiento en nuestra área, pero mis veinticinco años de experiencia me dejan ver en él, lo que es un policía de verdad —le dijo su jefe un día, cuando lo llamó a su oficina, y Zayn quería desaparecer por la incomodidad—. Me preocupa que no lo reconozcas por lo que es: Un ejemplo a seguir.