14. No soy como tú

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14. No soy como tú

Zayn sostuvo a la bebé hasta que el reloj marcó las cinco de la mañana. No le importaba que estuviese dormida, había veces que era muy difícil separarse de ella.

—Es hora de irte. —dijo Maddy, tomándola en sus brazos.

Zayn odiaba estar haciendo un puchero—. Pero ya la extraño. —admitió en voz alta.

—Estará bien sin ti, ¿verdad que sí, hermosa?

Zara estaba dormida. Solía despertar a las ocho, tomaba su tetero y volvía a quedarse rendida. Todos decían que se parecía mucho a su padre en ese detalle. Zayn adoraba que los relacionaran.

—Volveré los fines de semana. Cuídala, ¿vale?

Maddy rodó los ojos, pero asintió. Zayn dejó un beso en su mejilla y salió disparado hacia el auto.

—Oye —dijo Maddy—, te amo.

Zayn, quien había quedado de pie en medio de la sala, sonrió cálidamente.

—Yo también. Adiós, hermosas.

Estaba lloviendo afuera, así que se subió la capucha. Fue allí cuando experimentó una extraña sensación en la nuca, estaba entrando al asiento del conductor. Miró hacia atrás, pero sólo era Maddy despidiéndose desde la ventana, tenía a Zara en los brazos. Sacudió la cabeza y arrancó.

Su teléfono sonó, era Louis, así que le contestó y lo puso en altavoz.

—¡Zaynie! Pero si al fin contestas, hijo.

—Estuve muy ocupado en casa, ahora estoy rumbo a la escuela. ¿Todo bien? ¿Ya estás en el campus?

—Sí, sí, el que no vino fue el grandísimo padrino. Vaya, está tan comprometido con la causa como ustedes. —bromeó Louis.

—Niall es un amor. Agradezco que se esté quedando aquí, le hará bien a Maddy, la noto estresada por eso de amamantar.

—Las mujeres son de admirar. —respondió su amigo en medio de un suspiro dramático.

—¿Y tú qué tal?

—Nada... Ehm... —Louis dudó, y Zayn arrugó el entrecejo, deteniéndose en un semáforo—. Te llamaba porque.... hombre, ¿sabes quién me contactó?

—Ni idea.

El auto de atrás le pitó y Zayn quiso sacarle el dedo del medio. ¿Qué no veía ese idiota que el semáforo estaba en rojo?

—Pues Liam —soltó. Zayn quedó sin palabras—. Me preguntó por ti, que si cómo ibas con los trabajos de la escuela, que si necesitabas ayuda... Hombre, fueron quince minutos de él preguntando sobre ti y tu bebé. Pensé que no estaban unidos en lo absoluto.

Zayn se mordió el labio inferior.

Liam.

No iba a mentir diciendo que no lo pensaba. A veces era lo único que su celebro quería procesar, una y otra vez, pero, en general, se había resignado con aquel tema. Bien si tuvo una relación platónica con él, mal que lo hubiese utilizado para ser infiel; pero era un pasado que no quería rememorar. No ahora que había descubierto la belleza de Zara, y sus dudas acerca de su paternidad habían desaparecido como por arte de magia.

Zayn quería huir cuando Zara no hacía más que llorar en las horas de sueño que disfrutaba en demasía, pero cuando ella reía a carcajadas, no sólo la casa se llenaba de alegría, sino su propio corazón.

...—¿Zayn? ¿Sigues ahí?

—Bueno, Liam y yo compartimos clases, sí, te lo dije.

—Te pregunté por qué se preocupa tanto.

Fatalidad | ZiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora