Fatalidad | Ziam

17. Malo

⚠️

17. Malo

Zayn no confiaba en su raciocinio, especialmente en aquel punto de su vida, cuando tenía un deseo atorado en la parte posterior de su cerebro, y parecía indiferente a las consecuencias que estaría obligado a enfrentar si se dejaba llevar.

Deambulaba por la acera. Hasta que, en un parpadeo, estaba parado en frente de la puerta de Liam. Sus dedos picaban por destrozar el timbre, su corazón agitado. Miró su teléfono, el nombre de Maddy resplandeció. Si le llamaba, tal vez su voz lo sacaría de aquella burbuja de deseo que amenazaba por explotar y convertirlo en un maldito monstruo pasional. O tal Niall era una opción más plausible; si le explicaba, él le ayudaría.

Liam abrió la puerta antes de que tocara. Zayn quedó petrificado.

—¿Qué... haces aquí? —tragó saliva audiblemente.

Zayn lo agarró de la camisa y estampó su cuerpo musculoso contra una pared. De repente, estaba viendo en rojo. Ese hombre que lo observaba con la típica mirada de cachorro apaleado a un lado de la carretera era el culpable de su... de su estado de ánimo. De su falta de ánimo, para ser más exacto.

—¿Qué me hiciste? —Zayn gruñó entre dientes. Liam permaneció en silencio— ¡Yo no era así! ¡Hasta que viniste y...! Y...

Veía borroso a través de las lágrimas. No fue impedimento para golpear el pómulo de Liam, que quedó rojo y provocó un sollozo de su parte. Zayn sabía que estaba equivocado, nadie lo había obligado a cogerlo como si su vida dependiera de ello, y definitivamente, nadie estaría de acuerdo con que siguiera teniendo ganas de poseerlo.

Enredó sus dedos en el cuello del chico, quien negaba con la cabeza, tal vez rogando piedad. Zayn estaba poseído por su propio resentimiento.

—Zayn... —Liam chilló a través de su agarre.

Y él lo dejó ir. Lo vio esconderse en una esquina, lo único que pudo hacer fue dirigirse a la opuesta y esconder su cabeza entre sus manos. Empezó a llorar, porque toda la situación lo estaba superando. Creyó que si lo cogía, eventualmente se le quitarían las ganas de volver a él, pero Liam al parecer lo había embrujado. Lo peor era que Liam no lo había golpeado como debió, Zayn juraría que tenía más fuerza que él y su nervudo cuerpo. Pero Liam no era un maldito marica en el armario; él no tenía miedo a pavonearse por allí y aceptar que podría tomar una verga por el culo.

Era valiente, y Zayn... estaba ahogándose en sus pecados. Era un mal padre, porque su hija lo agobiaba en incontables ocasiones; era mal amigo, porque le mentía a Niall y Louis sin sentir remordimiento; era mal hijo, porque nunca fue capaz de poner una sonrisa de orgullo en la cara de ninguno de sus padres.

Era mala persona, por cómo estaba tratando a Liam. Aún así, Liam lo abrazó y Zayn lloró en su hombro. Empapó su camisa de dormir, olió el champú familiar, disfrutó la suavidad de la piel que tanto extrañó y, finalmente, sus nervios se calmaron.

—Ven, te traeré algo de tomar.

Zayn se dejó guiar a un mueble en silencio. Poco después, Liam apareció con té recién hecho.

—No tengo ganas.

Ni siquiera se atrevía a dirigirle la mirada.

—Te hará bien.

Su condescendencia, naturalmente, puso furioso a Zayn.

—¿Por qué estás siendo amable? Luego de...

—Sé lo difícil que puede ser para ti aceptar que eres gay, lo fue para mí, al menos.

—No soy gay. —habló entre dientes.