4. Ansias de regresar a casa

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4. Ansias de regresar a casa

Zayn estaba ansioso por regresar a casa. Aunque no sabía cómo actuar ahora que era de conocimiento general que su hija en camino era una niña —probablemente no muy diferente—, era mejor que aguantar el pesado ambiente en aquella habitación.

Afirmar que Liam no había entendido el contexto de la conversación que había escuchado por error, era insultar su capacidad de intuición. Siendo que lo consideraba un amigo, Zayn nunca haría tal cosa. Incluso para sus adentros.

Lo que no le terminaba de encajar, era el por qué de la actitud hostil de Liam. No le dirigía la palabra más de lo necesario, y a veces pasaba noches fuera de la habitación. De repente, Zayn recordaba lo que Marshall le había dicho, que Liam era gay y sostenía relaciones sexuales con varios estudiantes de la escuela. Aquello le causaba un resquemor del que no tenía intención de ahondar.

Hasta que un día, después de una sesión agotadora en el gimnasio, Liam se le acercó. Zayn lo observo desde abajo, en donde estaba acostado, levantando diez kilos en cada brazo. No tenía camisa y estaba incluso más sudado que Zayn.

—¿Una carrera por el bosque?

Zayn aguardó. Quería gritarle, ¿cómo se le ocurría ignorarlo para luego mágicamente aparecer e invitarlo a “una carrera por el bosque”? ¿Tan poco había significado su amistad con Zayn? Zayn, quien había sufrido su desaparición de antaño.

—Tengo suficiente, gracias. —se puso de pie, quejándose. El dolor físico al menos servía para conciliar rápidamente el sueño todas las noches.

—Si quieres, dejaré la llave debajo de la piedra enorme cerca de la valla.

Zayn asintió y Liam se marchó. Saludó al entrenador del gimnasio con seguridad, y el hombre mayor le agarró la cintura como si nada. Zayn no se perdió detalle de la mirada cómplice entre ambos. Su termo de agua cayó, el ruido los obligó a separarse.

—Disculpe. —dijo Zayn en automático. Recogió sus cosas y se marchó.

•••

—Maddy tiene dolores en los pies, pero le estoy dando masajes todas las noches. Pronto estará mejor. También hemos ido a buscar la cuna perfecta para la bebé. Pensé en que fuese plateada, pero Maddy dice que a ti te gustaría más el dorado - Mmh, Zayn, ¿estás ahí?

—Oh, sí, sí, Niall. Sólo... no tengo mucho que decir. A diferencia de ustedes.

—¡Dile a Zaynie que encontré calcetines a juego para navidad! —se escuchó de fondo, y Zayn sonrió, reconociendo a Louis.

—Ya ves cómo es de idiota tu amigo preferido. —Niall lanzó una carcajada.

—¿Cómo van ustedes?

—Louis se va mañana para el campus. Yo después de Año Nuevo. Primero iré a Irlanda a despedirme.

—Excelente. —Zayn respondió, porque la línea quedó en silencio.

—Oye, ¿estás bien? ¿Te noto apagado? ¿Es que te hace falta la nicotina?

De hecho, no. Aunque Liam lo ignoraba deliberadamente, aquello no quería decir que no le compartía cigarrillos. De forma mágica aparecían en su velador. Encendedor incluído.

—Lo más probable. —mintió.

—¿Quieres hablar con Lou?

—Hay otras personas esperando sus turnos y me da pena con ellos. Gracias por cuidar de Maddy. Los quiero, ¿bueno? Adiós.

Antes de una respuesta, Zayn colgó.

•••

Había veces que extrañaba la música, sus auriculares, y la cantidad de aparatos tecnológicos que tenía en casa. Esta vez era una de ellas.

Correr sin música permitía que su cabeza hablara, pero cuando empezaba a doler, su mente se concentraba en ello.

—¡Mantén la respiración! —escuchó un grito, y después un golpe en el costado. Zayn se quejó en voz alta— ¡Que mantengas el ritmo, hombre!

Otro golpe.

Zayn no pudo controlarse, y empujó al tipo que se los dio. Era evidente que sabía que se trataba de Liam, quien cayó de lado.

—Lo siento. —Zayn carraspeó.

—Tranquilo.

No tenía ganas de verlo en la cara. Si lo hacía, recordaría la manera en la que el entrenador había apretado a Liam, y odiaba no entender por qué aquello le estaba molestando. No tenía problemas con las personas homosexuales. Lo más probable era que su mejor amigo, Louis, terminara con un chico, ¡y le daba igual!

Pero Liam...

—Wow, ¿por qué hiciste eso?

Había algo en Liam. Era su forma de seducir. Cuando se recostaba en Zayn y pretendía que su toque en la entrepierna de él era inocente, pero todavía no lo retiraba. Zayn aguantaba la erección como un campeón, ni siquiera se permitía pensar en ello, pero allí estaba. Hasta que no pudo más.

Cuando Liam se volvió a acercar, Zayn nuevamente lo empujó. No cayó, se mantuvo en su lugar, todavía sonriendo.

—Zayn...

—¿Qué?

Pero Liam no respondió. Agarró su cuello con un brazo, y con la otra bajó los pantalones deportivos de Zayn, quien se congeló. Y se dio cuenta de que su pene estaba duro como una roca. Podía martillar un maldito clavo ahora mismo, pero Liam bombeó y las piernas de Zayn se debilitaron. Podía ejercer presión y empujarlo otra vez, pero no quería. Liam estaba moviendo la muñeca con fuerza y seguridad, sus ojos en los de Zayn, que estaban oscuros por el deseo. Su mente le dictaba que corriera, que se alejara como siempre hacía cuando estaba en problemas, pero se quedó allí parado.

Permitió que Liam le hiciera una paja rápida y desordenada. Dejó que Liam le respirara en la boca, y tragó su aliento como un drogadicto anhelaba su droga.

Y cuando terminó, se subió los pantalones y dejó a Liam tirado, sucio de su semilla. Corrió en dirección a la escuela, deseando que fuese hora de regresar a casa.

Despedirse de Liam y, si fuese posible, no volverlo a ver. Porque había sido infiel con un hombre, a su novia embarazada que lo había sacrificado todo por aquella familia que estaban iniciando.

Porque Liam lo sabía, que esperaba una criatura, y todavía lo había pajeado en medio de la nada. Lo había seguido y lo había tocado. El pene de Zayn no fue obligado a ponerse duro, pero la coacción era evidente.

Vomitó el desayuno y se dirigió a la enfermería. En la salita de espera se encontró con Marshall. El rubio le sonrió con cinismo.

—Te ves jodido, Malik.

Zayn no lo desmintió. Arregló su camiseta para no tener que mirarlo a los ojos.

—Liam. ¿Se acuesta con quiénes?

Marshall ni siquiera lo pensó—: Alumnos, profesores... ¿Has visto su culo? ¿Quién no le daría?

Apretó los dientes. Por suerte, la enfermera abrió la puerta.

—¿Malik? Dios mío, ¿qué te pasó? Pasa de inmediato.

•••

Liam estaba mirando por la ventana cuando Zayn llegó a la habitación. Separó los labios como si fuese a decir algo, pero nada salió. Zayn tomó la oportunidad para acostarse a dormir. Mañana mismo arreglaría las maletas y regresaría a casa. Para cuando volviera a la escuela, Liam y lo que había pasado con él, sería historia.

Se durmió pensando en la bebé. Maddy tenía el rostro borroso dentro de su cabeza.

Fatalidad | ZiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora