19. Revelaciones

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19. Revelaciones

Louis y Niall regresaron a la ciudad para septiembre. Siendo que Niall estaría cumpliendo a mitad de mes, todos estaban emocionados. Todavía había una rugosidad en la relación de Zayn con el futuro cumplimentado. Incluso sus padres se habían dado cuenta, pero nadie lo dijo en voz alta.

La única persona capaz de decirlo en voz alta era Louis.

—¿Qué bicho le picó? O mejor dicho... ¿qué hiciste?

Zayn, quien estaba encargado de la carne, tomó la cerveza que Louis le extendía e ignoró deliberadamente la pregunta.

»—Es incómodo estar entre ustedes.

—Niall y yo estamos en perfectas condiciones. Ahora, ¿quieres ir a cargar a Zara? Veo a Maddy sofocada.

Louis suspiró, agobiado. En la mitad del camino de Louis, Zayn observó un auto conocido en la entrada de su casa familiar. Se preguntó si acaso estaba soñando, y pellizcó su antebrazo, pero el auto no desapareció. Caminó hasta allí como alma que llevaba el diablo. Liam bajó vestido de forma casual, con pantalones ajustados y camiseta oscura de mangas cortas, además de sus adidas.

Zayn sintió que sus piernas enfundadas en pantalones cortos, temblaron. Antes de que empujara a Liam fuera de la vista de los muchos invitados al asado de Maddy, la susodicha apareció. Tocó el antebrazo de Zayn con dedos cortos y delgados, femeninos, y él se confundió mucho más.

—¿Qué haces aquí... amigo? —Zayn disimuló, mirando hacia atrás. Louis y Niall parecían confundidos, aunque el último, similar a un perro rabioso.

—Maddy me invitó. Esto... toma, no sabía que traer y... es lo típico, ¿verdad? —dijo Liam. Maddy le dio medio abrazo y miró a Zayn con el ceño fruncido.

—Voy a... La carne. —entonces, Zayn desapareció.

La «reunión familiar», como la había denominado Maddy, continuó su flujo habitual. No esperó que Maddy invitara a Liam, o a Marshall —quien llegó poco después y se ignoró mutuamente con Liam, gracias al cielo—, pero para todos no resultaba igual de incómodo. Louis conversó con sus compañeros de trabajo y su madre se enfrascó en una conversación sobre 1984, con un conocedor Liam que Zayn nunca hubiese esperado. Le gustaba el libro, lo que significaba que a su madre le agradaba él.

—¿Sabías que lo invitaría? —Niall preguntó, apareciendo a su lado.

—Por supuesto que no.

Niall desapareció después de aquel incómodo intercambio. Zayn estaba empezando a molestarse con la actitud hostil de Niall. Si acaso se sentía dividido, ¿por qué no sólo le contaba a Maddy? Zara seguiría siendo su hija, no podía quitarle su derecho, pero la relación por fin acabaría por una razón justificada.

A veces era todo lo que podía desear: Que alguien más se encargara de terminar el noviazgo.

Pero, ¿por qué le importaba tanto? A nadie engañaba con su pusilánime excusa de no poder elegir entre ambos. Todo el mundo siempre supo que él tenía una debilidad por Maddy, una inigualable. Casi la misma que Louis tenía por él... o incluso más complicada.

Más romántica.

Más pasional.

—¡Man, estás quemando la carne! —alguien le gritó. Probablemente su primo Danial, quien estaba de visita con su esposa.

La epifanía le había costado su porción de carne.

•••

Liam continuaba hablando con su madre. Maddy estaba tan encantada por sus conocimientos culinarios (Zayn no tenía idea), que no dudó en dejarle a Zara en brazos, aunque Liam se notaba que no tenía idea de qué hacer. Se le encogió el corazón por la ternura que le causaba el hombre grande y musculoso, convertido en un osito de peluche por su propia hija, quien se carcajeaba mientras apretaba sus mofletes.

Fatalidad | ZiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora