Fatalidad | Ziam

16. Nueva vida

16. Nueva vida

Zayn no solía pelear mucho con Maddy.

Ahora, casi era la norma.

Cuando no estaba fuera de casa trabajando con la Unidad, estaba con algunos amigos tomando unos tragos, o con Zara. No le daba mucho tiempo de conversar con Maddy. Por supuesto que, en las noches, siendo que ella dormía desnuda y de lado, Zayn la cogía contra el colchón, sin luces encendidas o palabras bonitas. La jalaba del pelo y trataba de concentrarse en correrse fuera de ella. Las noches en las que estaba borracho, Maddy se encargaba de tomarse la pastilla del día después, lo que terminaba en una pelea.

Que si ya no la quería como antes, que si no le decía palabras poéticas, o le dedicaba canciones, o tiempo... Zayn estaba cansado de escucharla. Sólo se quejaba, porque para ella era muy fácil. No era quien se partía el lomo para traer comida a la mesa. De hecho, ella había sido quien sugirió irse de casa de los Malik. Zayn pudo decir que no, su economía a duras penas se los permitiría, pero también estaba agotado de las miradas acusadoras de sus padres. Actuaban como si pudieran leerle los pensamientos, y aquello lo mantenía con los nervios a flor de piel.

Pero cuando más peleaban, era cuando estaban dividiendo el sueldo de Zayn en todos los gastos que habían en casa.

—Necesito ir a Londres. —Maddy se cruzó de brazos.

—¿Londres? ¿Y para qué?

—Mis papás... te dije que estamos hablando otra vez. Ellos se mudaron y me pidieron que los visitara. Los extraño.

Zayn suspiró, agobiado—. Eso será mucho.

—Niall me ayudará con la mitad. Por favor, Zayn. Quiero que conozcan a la bebé.

Maddy había salido de pelea con sus padres cuando se enteraron de que ella estaba embarazada. Con razón, era un embarazo adolescente, y ella quería continuarlo, dejando de lado sus propias metas personales. Zayn se sentía culpable, para él no había sido traumático, su familia no dejó de apoyarle. Así que asintió y ella pegó un grito de felicidad.

—Le hubieses dicho a Niall que de paso cubriera todos los gastos. Sus papás son ricos, mierda. —medio bromeó.

—Eso quería, pero no me sentía cómoda... ¿A ti no te hubiese importado? —Maddy se mordió el labio inferior.

—Claro que no, es nuestro amigo y está en la capacidad de ayudar. No quiero sonar aprovechado, pero es difícil ser independiente.

Se escuchó el llanto de Zara. Zayn dejó un beso en la frente de Maddy y fue por la niña. Quería estar con ella antes de que iniciara su turno.

Esta vez no habían terminado gritándose mutuamente.

•••

La semana siguiente, Maddy partió a Londres en un vuelo de primera clase. Louis, quien estaba de vacaciones, llegó a la ciudad y lo invitó a celebrar dado que no tenía a nadie que lo esperara en casa.

Era una broma, pero Zayn casi lo sintió real. Extrañaba a Zara, aquella bebé era su vida, la dueña de sus momentos más felices, pero a Maddy... Ella era otra cosa.

Descansar de sus gritos era una bendición.

Fueron a un bar gay. Zayn ni siquiera discutió.

—Aquí venden la mejor cerveza del mundo. —dijo Louis, mirándole el culo a un chico que pasaba por su costado.

—Da lo mismo aquí que en la otra esquina. Vinimos porque quieres acostarte con alguien, ¿verdad?