El viento soplaba del este mientras la Balerion rodeaba las afiladas piedras de la bahía de Rocadragón. Los tambores batían a ritmo constante, cuando la proa de la nave, como si fuera un ariete, avanzaba cortando las turbulentas aguas.
En Rocadragón no había ningún fondeadero, pero Daenerys Targaryen, la primera de su nombre, quería ver el castillo de su familia desde el mar, igual que lo había hecho cuando apenas había nacido el día que había salido escondida junto a su hermano para escapar de la ira del usurpador.
Dany se apartó un mechón de pelo plateado de los ojos, se apoyó sobre la barandilla y buscó su hogar. La orilla era una serie de rocas abruptas y acantilados amenazadores, y el castillo parecía fundirse con su entorno, con torres, muros y puentes excavados en la misma piedra gris, humedecidos por las olas saladas.
Rocadragón se alzaba sobre esas rocas escarpadas como si formara parte de ellas, temible, oscuro, imponente. Sus muros circundaban el cabo al pie del gran puente de piedra serpenteante que iba desde la orilla hasta lo alto de la fortaleza, dominada por la torre del Tambor de Piedra, una inmensa torre que hace de torreón central. Junto a esta se alzaban otras torres de gran longitud, que se juntaban entre sí para hacer parecer a la fortaleza un gran dragón de piedra, dormido, esperando un zumbido, un pequeño movimiento para despertar.
Daenerys no había presenciado nunca algo que la conmoviese más. El cielo pareció abrirse cuando la flota enfiló hacia la bahía y sus tres hijos se abrieron paso entre las nubes, volando hasta tomar el castillo.
- ¿Es tal como lo recordabais, alteza? – Preguntó Victarion Greyjoy, capitán de la flota del hierro.
- No tengo recuerdos de este lugar – respondió ella.Victarion era un hombre de pocas palabras. Alto y corpulento, con el pecho ancho de un toro y el vientre plano como un niño. Había demostrado ser un comandante capaz y un feroz guerrero en combate, pero cuando no estaba guerreando era un hombre tranquilo.
- Una nunca pensó que los hombres pudieran construir algo así – La pequeña Missandei se acercó a ellos mientras contemplaba el castillo con rostro ensoñador.
- Eso es porque fue levantada por los antiguos valyrios, con técnicas de construcción ya olvidadas – contestó Tyrion Lannister – Si hacemos caso a las antiguas leyendas se construyó con fuego y con magia –Mientras la Balerion avanzaba hacia tierra, Dany se dedicó a escudriñar la orilla, inquieta. Sabía que la fortaleza estaba abandonada desde poco después que Stannis Baratheon intentase saquear Desembarco del Rey, pero aun así quería asegurarse antes de poner un pie en tierra.
A lo largo de la costa se alineaban los atracaderos, vacíos, sin una sola barca de pesca refugiándose allí de las inclementes olas. El mayor de todos ellos estaba reservado para el navío de la reina, que echó el amarre poco antes de la hora del ruiseñor.
La escalera que se deslizó hasta el embarcadero tocó tierra emitiendo un ruido sordo. Daenerys notaba las miradas de todos clavadas en ella. Seguramente sentían que estaban presenciando un gran acontecimiento, pero para ella sólo era un paso más hacia su destino.
Pisó el suelo con seguridad, quizá esperando sentir algo, pero no fue distinto a lo que sintió cuando había desembarcado en Astapor. El segundo paso fue igual que el primero, y así, con un pie detrás de otro, emprendió el camino hacia la fortaleza ancestral de su casa.
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En lo más alto de la torre del Tambor de Piedra, en la gran estancia redonda a la que todos llamaban cámara de la Mesa Pintada, tomó asiento Daenerys junto al mueble que daba nombre al lugar: una gigantesca tabla de madera pintada y tallada con la forma de Poniente tal y como había sido cuando Aegon el Conquistador llegó con sus dragones. Junto a la reina había un brasero de hierro con carbones anaranjados. Cuatro ventanas altas y puntiagudas daban al norte, al sur, al este y al oeste. Al otro lado se veía la luz pálida del amanecer.
Daenerys llevaba una túnica de lana gris y un manto color rojo oscuro. Se peinaba con una trenza pequeña que iba de lado a lado de la cabeza y que sujetaba el largo cabello plateado que rozaba su cintura. Verla debía ser toda una conmoción pues todos sus consejeros parecían querer decir algo al entrar, pero ninguno habría la boca.
Alrededor de la mesa se situaron Tyrion Lannister, que la había convencido en Meereen de que sus intereses eran compartidos, Victarion Greyjoy, que llegó a ella con una propuesta de matrimonio, Ser Barristan Selmy, su más fiel aliado y la única persona en todo el mundo en la que Dany confiaba ciegamente y, por último, Gusano Gris, el comandante de sus inmaculados.
- Mis señores – empezó en tono formal – Tomad asiento, por favor –
Los demás fueron ocupando las sillas que llevaban meses sin recibir a nadie. Missandei pasó silenciosa junto a ellos, llenando sus copas de un vino dulce dorniense que a Daenerys le resultaba particularmente agradable.
- Desembarco del Rey – dijo cuando todos estuvieron sentados - ¿Tenemos noticias de la capital? –
- Mi hermana sigue en el Trono de Hierro – respondió Tyrion.
Victarion sacudió su enorme cabeza.
- Tenéis los hombres. Tenéis los barcos. Tenéis los dragones – dijo sin levantar la voz – La ciudad caerá en un día –
- Si liberamos a los dragones miles de personas morirán en los incendios –
- Cientos de miles. Es una guerra – replicó el Greyjoy con una voz tan fría y carente de emociones que a Dany se le encogió el corazón – La gente muere en las guerras –
- No he venido a reinar sobre cenizas –
Quizá su tono fue demasiado brusco, a juzgar por las miradas que se clavaron en ella.
- No atacaré Desembarco del Rey – dijo con voz más amable – Nadie atacará Desembarco del Rey –
- ¿Entonces cómo pensáis tomar el Trono de Hierro? –
No era fácil responder a esa pregunta. Daenerys había pensado muchas veces en cómo hacer caer la ciudad sin derramar sangre. Su corazón deseaba que el pueblo echara las puertas abajo y la aclamara como reina a su llegada, pero en el fondo temía que tuviera que tomar el Trono a sangre y fuego.
- Aunque os sorprenda, Greyjoy, hay guerras que se ganan con pluma y pergamino, no con espadas – enunció Tyrion – Cersei se está quedando sin aliados. Tyrell y Martell reclaman justicia y podemos ponerlos de nuestro lado –
- Sus murallas seguirán siendo igual de altas con Tyrell y Martell de nuestro lado – replicó Victarion.
- No es necesario hacerlas caer – intervino Ser Barristan – El pueblo de Desembarco del Rey desprecia a Cersei y a Ser Jaime. Rodead la ciudad. Cuando empiece a escasear la comida se rebelarán –
- Haré enviar cuervos a todas las grandes casas de Poniente – Tyrion se puso en pie y comenzó a caminar alrededor de la mesa, señalando cada una de las casas ancestrales a las que se referían – Os proclamaremos como reina y pediremos a cada gran señor que acuda a juraros lealtad –
- Hacedlo – dijo Daenerys – perdonaré a todos los señores que juraron lealtad al Usurpador si se arrodillan ante mi ahora – se giró hacia Tyrion – Habéis hablado de Tyrell y Martell pero, ¿qué hay de los demás? –
- Arryn y Stark se han unido en el Norte y han nombrado Rey a Jon Nieve, el hijo bastardo de lord Eddard – respondió – La casa Baratheon está cerca de desaparecer, no hay ningún Baratheon en Bastión de Tormentas. Y Roca Casterly caerá si mi hermana cae –
- ¿Y vuestro hermano, podéis convencerle de que se una a nuestra causa? – dijo Dany mirando a Victarion –
- Mañana mismo zarparé para intentarlo, alteza.
La rápida respuesta heló el ambiente con la misma brevedad.
- Si nadie tiene más que añadir, esto será lo que haremos. Podéis marcharos –
Todos se pusieron en pie, hicieron una reverencia y salieron. Todos menos Tyrion Lannister, que se quedó junto a ella. Dany agradeció que le acompañara, últimamente odiaba estar sola.
- Así que ya está en marcha todo – dijo él - ¿Qué sentís ahora que todo lo que habéis deseado está a vuestro alcance? ¿Tenéis miedo? –
''Miedo... ¿Del trono? ¿Miedo a morir? No, no temo a la muerte. Soy de la sangre del dragón y a nosotros la muerte no nos asusta. Pero el miedo no me es desconocido''
- ¿Sabéis qué me da miedo? Quedarme sola. Todos aquellos a quienes quería me han ido abandonando. Aquellos en quienes confiaba me han vendido por unas pocas monedas –
- Al menos tenéis miedo de algo, eso es bueno. Sólo los necios y los locos no sienten miedo
Dany le miró a los ojos y esbozó una sonrisa sincera.
- No se os da muy bien reconfortar, ¿verdad? –
- La verdad es que no. Pero por si os sirve, soy cínico desde que tengo recuerdos y no muy dado a usar palabras sinceras, aunque lo intentaré por vos – Tyrion carraspeó para aclararse la garganta – Os habéis portado bien conmigo. En el mundo sólo confío en mi hermano tanto como en vos y dedicaré mi vida a agradecéroslo. –
A la reina le conmovió el corazón. Llevaba tanto sin escuchar palabras sinceras de alguien que casi consiguió emocionarse.
- Me alegro de que estéis junto a mí, Tyrion Lannister -
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SUYA ES LA CANCION DE HIELO Y FUEGO
RomanceEsta es mi versión de la historia que debería haber sido. Parto de una mezcla entre lo que ha sido la serie y las novelas. Daenerys llega a Poniente cuando el supuesto Aegon está atacando Desembarco del Rey. Euron Greyjoy es el de los libros, no el...