Ser Barristan Selmy miraba al horizonte apoyado sobre los acantilados de Rocadragón. El día ya se había abierto paso sobre el hogar ancestral de la casa Targaryen y, a pesar de que la lluvia seguía cayendo, una vaga luz bañaba el cielo.
''Si hay luz hay esperanza''. Le gustaba recordar. Las cosas no habían hecho más que complicarse desde que llegaron a Poniente. Los cuervos que habían enviado en busca de alianzas no habían regresado, pero sí habían recibido un cuervo de Desembarco del Rey, un cuervo a nombre de Aegon VI, hijo de Rhaegar y legítimo heredero al Trono de Hierro.
No se sorprendió por la reacción de Daenerys. La reina dragón pasó de la ira a la desolación y desde hacía dos días no había recibido a nadie en sus aposentos.
Pero eso había cambiado por la mañana, cuando Missandei le había comunicado que la reina quería recibirle sólo a él. ''Yo no soy Mano''. Una parte de él quería gritar. ''Yo sólo soy un simple caballero, protector de la reina. Yo ni quiero ni sé gobernar, no puedo ayudar con las decisiones de estado''. Pero ahí estaba. La reina le necesitaba y él debía asistirla lo mejor que pudiera.
Cuando llegó a la habitación de la reina ella ya le esperaba. Estaba junto a la ventana abierta contemplando las murallas del castillo y el mar, más allá, donde volaban sus tres dragones, incansables. El viento de la bahía soplaba en torno a ella y le ceñía el vestido al cuerpo de una manera que cualquier hombre hubiera considerado irresistible. La túnica era blanca, tan blanca como la nieve de los primeros días del invierno. El escote dejaba al descubierto los hombros, sobre los que caía el largo pelo plateado. Tenía la carta de Aegon entre las manos.- Ah, ser Barristan, de veras me alegro de veros – dijo con voz dulce – venid, sentaos conmigo –
- Me satisface ver que estéis de mejor humor, alteza –
- No puedo estar eternamente encerrada – Daenerys cruzó las piernas – pero no hablemos de mí, mejor, habladme de mi hermano. Vos le conocíais bien –
Barristan hizo un esfuerzo por sonar lo más agradable posible.
- Se dice que ningún hombre llegó nunca a conocer a fondo al príncipe Rhaegar. Era inteligente, amable, un gran caballero... Era bueno en todo lo que se proponía –
- Habría sido un gran rey –
- Sin duda, alteza –
- ¿Entonces, qué pasó? – preguntó Dany – Sé muy poco de Rhaegar, sólo las historias que me contaban Viserys y Jorah Mormont. ¿Por qué abandonó a su esposa? ¿Por qué provocó la guerra? -
- Nadie sabe lo que había en su cabeza en ese momento, alteza – Inspiró con aire nostálgico – Como os he dicho, nadie llegó a conocerle del todo. Pero estoy seguro de que el príncipe tenía una buena razón para hacer lo que hizo –
- ¿Una razón que justifique una guerra? ¿Qué puede justificar tal cosa? –
- Creo que nunca lo sabremos –
- Me hubiera gustado conocerlo – dijo Dany con melancolía.
- A mí me hubiera gustado que os conociera. Os puedo asegurar que se sentiría muy orgulloso de vos -
Dany se giró hacia la ventana con aire pensativo. Cuando volvió la cabeza tenía lágrimas en los ojos.
- ¿Creéis que es realmente su hijo? –
Le preguntó con tanta intensidad que a ser Barristan se le encogió el corazón.
- Alteza, yo... No creo que mi opinión sirva de nada.
- Quiero conocerla – le insistió Daenerys – No os lo pregunto como reina. Os pido que me respondáis como mi más preciado amigo, como la única persona en la que confío en este mundo –
- Yo... Yo sólo puedo deciros que no vi los cadáveres de los pequeños Aegon y Rhaenys con mis propios ojos. Pero he oído miles de veces la historia. Los pusieron a los pies de Robert, toda la corte lo vio –
- Entonces es un impostor –
- No tengo forma de asegurarlo –
- Decidme entonces – la mirada de Daenerys se tornó más severa - ¿Qué haríais vos? ¿Os presentaríais ante él? ¿Os arrodillaríais y lo reconoceríais como rey? ¿Os casaríais con él y le daríais hijos que perpetuasen nuestra dinastía? Si, eso es lo que haría una buena hermana. Pero... – Ser Barristan pudo sentir como el dragón despertaba en el interior de la reina – Pero, si finalmente se trata de un impostor estaría compartiendo mi lecho con aquel que ensucia el nombre de mi familia –
- Es una decisión difícil de tomar–
- Yo no conocí a Rhaegar, pero vos sí – dijo ella – Si le tenéis ante vos... Si podéis mirar a ese supuesto Aegon a los ojos... ¿Creéis que podríais reconocer al hijo de mi hermano? –
- No puedo asegurarlo, alteza – la reacción de Daenerys le permitió saber que su respuesta no era satisfactoria – pero, por vos, lo intentaría –
- Eso es todo lo que os pido –
Dany lo besó en la mejilla y le dio permiso para retirarse.
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SUYA ES LA CANCION DE HIELO Y FUEGO
RomansaEsta es mi versión de la historia que debería haber sido. Parto de una mezcla entre lo que ha sido la serie y las novelas. Daenerys llega a Poniente cuando el supuesto Aegon está atacando Desembarco del Rey. Euron Greyjoy es el de los libros, no el...