EPILOGO

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Sam estaba escribiendo cuando vio el ratón.

Tenía los ojos irritados y enrojecidos. ''No debería frotármelos tanto'', se decía siempre mientras se los frotaba. El polvo hacía que le picaran y le lagrimearan, y allí abajo había polvo por todas partes. Cada vez que pasaba una página se levantaba una nubecilla; cada vez que movía una pila de libros para ver que se escondía debajo se alzaba un nubarrón gris.

Sam no recordaba cuanto tiempo llevaba allí, pero apenas quedaba dedo y medio de la gruesa vela de sebo que había encendido cuando se puso a escribir. Estaba más cansado que un caballo prestado, pero no podía parar.

''Una página más y lo dejo – se había dicho – ''Escribo lo que me contó Ser Davos y voy a descansar''. El consejero naval se había asegurado de que dejase constancia de todas las contradicciones que rodearon a Stannis. Las buenas y las malas. Y ahora Sam quería terminar ese capítulo cuando antes. Estaba inspirado, las palabras le salían solas y quería aprovecharlo. No había comido nada desde la sesión del consejo. Daenerys siempre le preguntaba como avanzaba su obra y él no quería decepcionarla.

''Bueno, si me pregunta debe ser que le está gustando lo que escribo'' – pensó. Y fue entonces cuando vio al ratón.

El animal medía la mitad que uno de sus dedos rosados; tenía los ojillos negros y el pelo suave y gris. Sam sabía que tenía que matarlo. Los ratones preferirían el queso, pero también comían papel.

''Pero es tan pequeño... Y tiene hambre. – Podría darle de comer, pero lo malo es que se puede comer mi libro''

Tras pasar horas sentado en la silla, Sam tenía la espalda rígida como una tabla y las piernas medio dormidas. Sabía que no era lo bastante rápido para atrapar al ratón, pero podría aplastarlo. Cogió el libro muy despacio con la mano izquierda. Era grueso y pesado, y cuando trató de levantarlo se le resbaló entre los dedos regordetes y cayó con estrépito sobre la mesa. El ratón saltó como un relámpago y desapareció al instante. Para Sam fue un alivio. Si hubiera llegado a aplastar al animalito, habría tenido pesadillas terribles.

Pero no te comas mi libro, ¿eh? – le advirtió.

Entonces escuchó pasos al otro lado de una estantería.

¿Hay alguien ahí? – dijo una vocecita.

Soy yo, príncipe Rhaegar –

Un pequeño principito Targaryen de casi nueve años asomó una cabecita redonda y cubierta de pelo plateado.

Me has asustado – dijo el niño.

¿Qué hacéis aquí solo? – preguntó Sam.

Nada – dijo mirándose los pies – Ya he recogido todas mis cosas, pero mi madre dice que tengo que hacerlo otra vez. Dice que no he doblado bien la ropa, que no puedo tirar las cosas al baúl como si fueran trapos –

¿Y es lo que habéis hecho? –

¿Y qué más da, si al final van a quedar todos arrugados? – se quejó – Además, mi padre, como siempre, se ha puesto de su parte. A Baela nunca la regañan como a mi –

Eso es porque eres el mayor –

Pues no es justo, siempre es lo mismo -

Sam decidió que ya era hora llevar al príncipe con sus padres.

Será mejor que acabéis pronto con vuestras tareas – dijo – Mañana partimos hacia el Muro –

¿Habéis estado alguna vez en el Muro? – le preguntó.

Sí, claro, serví en la Guardia de la Noche -

¿Es tan grande como dice mi tío? Me contó que una vez se asomó al borde y desde allí... -

Sí, sí, yo también conozco la historia, mi príncipe – Sam sabía bien las historias que solía contar la Mano de la Reina – Mirad, este es el Muro – dijo mostrándole un dibujo que más tarde incluiría en el libro - Aquí se decidió la Batalla por el Amanecer -

El niño le miró con sus dos enormes ojos violeta abiertos como platos.

Mis padres lucharon en esa batalla, ¿no? –

Por supuesto que sí, yo mismo lo vi –

¿Vos también peleasteis? –

Sí, bueno, yo no soy Jaime Lannister ni he montado nunca en un dragón pero... Estuve allí -

Mi padre me contó que la batalla se decidió cuando el Lord Comandante de la Guardia de la Noche destruyó el cuerno de Euron Greyjoy -

Aun no era Lord Comandante cuando lo hizo - explicó - Está todo escrito en este libro -

Abrió el pesado tomo y buscó las páginas en las que escribió sobre Jon.

- Vaaaya, qué libro tan gordo. ¿Lo habéis escrito sólo? -

- Aún no está terminado pero... Sí -

- ¿Y sobre qué trata? -

Es la historia de la dinastía Targaryen. He escrito sobre todo lo que he encontrado desde Aegon el Conquistador: el reinado de Jaehaerys, la Danza de los Dragones, las Rebeliones Fuegoscuro, Aegon V, la Rebelión de Robert... Pero la mayor parte habla de vuestra madre y todo lo que hizo por el reino – le explicó – Desde su nacimiento hasta el día de hoy –

Cuando lo terminéis me tenéis que avisar, ¿vale? – pidió – Quiero leerlo –

Os lo prometo – dijo mientras cogía la mano del niño para guiarle afuera.

¿Y cómo se llamará tu libro? -

Sam sonrió.

Se llamará ''Canción de Hielo y Fuego'' -

SUYA ES LA CANCION DE HIELO Y FUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora