Capítulo 19

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Los días siguientes todo fue normal. El control que tenía Analía se lo hizo a domicilio la doctora Remenic, Aitor no quería que saliera; según los hombres de Franco, había estado rondando la casa, la oficina y la clínica, por lo que cualquier lugar era peligroso para Analía en su estado.

El domingo, Marian y Antoine salieron, era su día libre y aprovecharon para que la chica conociera a la familia de su novio.

―¿Crees que les guste? ―preguntó ella mientras iban en camino, estaba muy nerviosa.

―Les vas a encantar ―exclamó el hombre, estoy seguro de eso.

―¿Y si no les gusto? Soy solo una empleada doméstica.

―¿Y eso qué? ¿Es denigrante acaso?

―No, pero tú eres un escolta de elite y yo...

―Eres la cuidadora de la esposa del jefe. No puedes pensar que no eres nada.

―Sí, pero sigo siendo una sirvienta.

―Escucha, mi mamá era cocinera del abuelo de Aitor, por eso nos conocemos, él me ayudó a hacerme detective, quería que fuera su mano derecha en la empresa, pero los números y esas cosas no son lo mío.

―No sabía, no me habías dicho.

―Mi papá era el chofer.

―Yo pensé que... No sé... Tu familia era de dinero, tienes modales refinados, pareces un hombre de sociedad.

―Para ser detective hay que saber moverse en el bajo y alto mundo, mi bonita, pero ya ves, soy igual que tú, y aunque hubiera nacido en cuna de oro, nadie tiene derecho a ningunearte porque eres la dama de compañía de Analía, es un puesto muy valioso, Aitor está confiando la vida de su mujer en tus manos, ¿te das cuenta del grado de responsabilidad que eso conlleva?

―No lo había visto así.

―Así es, mi bonita. Ya. Llegamos. ¿Lista?

El hombre detuvo el automóvil frente a una enorme reja, unos hermosos rosales daban la bienvenida y una hilera de álamos marcaban el camino. La reja se abrió y Antoine echó a andar el auto para llegar a una hermosa casa, tipo cabaña, que se encontraba al final de ese camino de árboles.

―¡Esto es hermoso!

―Papá sigue cuidando plantas, son su pasión, esto no era más que un terreno estéril cuando llegaron hace cinco años, cuando se jubilaron.

―Ah, no tenía idea.

―Para que veas, hay mucho de mí que tienes que conocer todavía, mi bonita, y supongo que mis padres se encargarán de contártelo todo ―bromeó.

Madre por error (ONC2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora