Caminé por las calles, sin sentido. Me sentía derrotada. Justo cuando pensaba que las cosas me iban de maravilla, mi novio me confesó que tenía otra mujer y se fue con ella; mi jefe prescindió de mis servicios y quedé sin trabajo, y en el banco me negaron el crédito para abrir mi propio negocio por no tener un sueldo estable. Para calmar un poco mi ánimo, me fui a visitar a mi mejor amiga, con quien nos habíamos criado, la vi en el preciso momento en el que entraba con mi novio, muy abrazados y contentos. Me di cuenta de que ella era la mujer por la que me había dejado.
Todo iba mal y recién era cuatro de enero. ¡Vaya inicio de año!
Caminé por largo rato y me senté en el banco de una plaza.
Un abuelito estaba sentado frente a mí leyendo el periódico y cada cierto rato alzaba su mirada y se encontraba con la mía. Se levantó y se acercó a mí, me extendió el diario, lo miré sin comprender.
―Tome para que se entretenga un rato, yo ya lo leí. A veces no hay que solucionar los problemas, con distraerse un rato de ellos, basta.
El hombre me sonrió y se fue. ¿Cómo supo que yo tenía problemas? No estaba llorando ni nada. Una gota cayó en una de las hojas... Bueno, tal vez sí estaba llorando... Solo un poco.
Abrí el diario y busqué la sección de empleos. Solo había solicitudes, ninguna oferta. Iba a cerrarlo cuando leí "óvulos". Y me llamó la atención. Lo volví a abrir y busqué el aviso. No lo encontraba y pensé que había sido mi imaginación, hasta que lo encontré, un pequeño anuncio: Se necesita donantes de óvulos y un teléfono para llamar.
Dudé solo un segundo y me fui a mi casa para hacer la llamada. En ese momento hubiese vendido hasta mis riñones de ser necesario. Y mis óvulos no los iba a ocupar. Al menos por un buen tiempo. Si es que los ocupaba alguna vez.
Llamé al número indicado y me contestó una mujer muy sobria que me citó para las cuatro de la tarde en un laboratorio médico muy reconocido.
Llegué puntual y me hicieron pasar luego de que saliera una chica con cara de pocos amigos.
Entré y me recibió una mujer que me miró de arriba abajo y sonrió, una enfermera estaba a su lado.
―Buenas tardes, señorita Larenas.
―Buenas tardes ―respondí un poco cohibida a la mujer que me había sonreído, no se veía como doctora.
―Siéntese, por favor, necesitamos hacerle unas preguntas.
―Está bien ―respondí algo confusa.
Me preguntaron de todo, de mi vida, de mi familia, de mi salud en general.
―Ahora necesitaremos hacerle unos exámenes de sangre para corroborar que todo esté bien y que sea compatible con mi jefe.
―Comprendo. No hay problema, pero antes, ¿cómo quedaré yo en caso de que todo esté bien?
―Le explicaré, mi jefe quiere tener un hijo, para ello, necesita los óvulos de una mujer sana y compatible para una inseminación in vitro. Si todo sale bien se le pagará una suma considerable. ―Me enseñó un papel con una cifra exorbitante―. ¿Está de acuerdo?
―Sí, claro ―acepté de inmediato, lo que me ofrecían era más que el préstamo que estaba pidiendo, junto con un año de sueldo.
―¿Cómo sabré si soy la elegida?
―Mañana estarán los resultados, se le enviará un mensaje con la respuesta, sea positiva o negativa.
―Está bien.
―En caso de que sea positiva, se le indicará una nueva cita.
―Gracias.
―Quédese atenta al teléfono.
―Sí, claro.
―Espero volver a verla, señorita Medina.
―Yo también.
Salí de allí con una sonrisa. Al parecer le había caído bien a la mujer, que debía ser la asistente de ese hombre y me di cuenta de que no importa el dinero que puede tener una persona, hay cosas que no se pueden comprar; aunque la esposa de ese hombre cargara con el embarazo, ese hijo sería mío.
¡Agh! Mío y de ese hombre.
Esperaba no tener que verlo jamás, ni a él ni a su esposa, mucho menos a ese hijo. Dudaba de que me importara, pero sería muy incómodo, al menos eso pensé en el momento, lo único bueno era que me sacarían los óvulos, no había ofrecido mi vientre ni nada parecido, sería como nada, no había ningún vínculo afectivo entre mis óvulos y yo, excepto la rabia cada mes por el aviso de que no había ninguno fecundado; no podían salir en silencio, no, tenían que hacer un escándalo mayúsculo de una semana... así es que tendría varios óvulos menos, lo cual significaba menos menstruaciones ¿o no? En todo caso, si no era así, el solo imaginarlo, me hacía feliz.
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Madre por error (ONC2023)
Roman d'amourPara Analía todo iba de mal en peor y, cuando creía que todo podía solucionarse con tan solo vender sus óvulos, un error la convierte en madre. En vez de extraer sus óvulos, hicieron una inseminación. Ahora tendrá el hijo de un magnate que solo quie...