Capítulo 4

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Al día siguiente, Analía y Franco llegaron al laboratorio a la hora estipulada.

―Yo voy a hacer unos trámites, vuelvo en una hora para buscarte ―le indicó.

―Sí, gracias.

Analía esperó a que la atendieran sentada en la sala de espera. Antes de que la llamaran, llegó la señora Roth.

―Buenas tardes, ¿y Franco?

―Fue a hacer unos trámites, dijo que vendría en un rato.

―Ya.

―Señorita Medina, pase, por favor.

Analía miró a la señora Roth, nerviosa, y entró. Después de largo rato en el interior del consultorio, salió al pasillo y vio a Dina y a Franco conversaban en voz baja, la joven pensó que estaban hablando de ella y temió que él le hubiera contado lo que había pasado el día anterior.

―¿Cómo te sientes? ―le preguntó él con preocupación.

―Bien.

―Estábamos hablando de ir a un café, ¿quieres?

―Sí, tengo un poco de frío.

―¿Prefieres ir a casa?

―No, no.

El hombre le ofreció el brazo a Analía, ella se tomó de él; Dina solo miró la escena con un gesto casi imperceptible de molestia.

Llegaron a una de las cafeterías más exclusivas de la ciudad, Analía se sintió un poco cohibida, ese café era muy caro.

―Me enteré de que anoche Franco se quedó contigo en tu casa.

―Sí, no iba a dejar que se quedara en el auto toda la noche.

―¿En el auto? ―Miró al escolta.

―Yo no iba a dejar que se quedara allí si yo tengo un dormitorio desocupado.

―Ya, claro. Creí que habíamos estipulado eso, Franco.

―Sí, ella me lo ofreció y no pude negarme, además, tuvo un episodio nada agradable con su exnovio, no podía dejarla sola.

―De eso no me enteré.

―Bueno, no tiene que enterarse de todo, ¿no es así, señora Roth?

―Tiene razón, Franco, lo siento, de todos modos, recibí la orden de que Analía ahora tendrá otro guardaespaldas.

Madre por error (ONC2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora