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-Que feo,estas podrían ser mis últimas horas en la casa- me dice Dani mientras me hacía mimos en la cabeza.

-No digas eso- le digo abriendo los ojos.

Estábamos tiradas en el pasto hablando porque realmente no había mucho para hacer. En unas horas alguien se iba a de la casa y estaba rogando por que no sea ella.

-Igual yo ya estoy feliz con lo que logré acá adentro,si me voy hoy me voy feliz- me dice y yo la miro sonriendo.

-Dani entraste dos veces,es un montón ya eso- le digo y me levanto para poder verla bien.

-Por eso,ya me siento muy llena con todo lo que logré acá. Osea,entré dos veces,¿Podrán?- me dice sonriendo y yo la abrazo.

Quería equivocarme pero todo esto ya se sentía como una despedida. Odiaba tener este presentimiento. Las chicas nos llaman para empezar a vestirnos que faltaba poco para que sea la hora.

Esta noche elegí un top negro en forma de corazón con un short negro de cuero. La culpable era Juli,hoy me vistió ella y yo acepté para que se divierta un rato. Además me divertía que compartamos ropa.

-¿Todavía no te cambiaste?- le pregunto que Marcos al entrar a la pieza de los chicos y verlo todavía con su ropa de antes.

-Ahora en un ratito me cambio- me responde estirando su mano para que lo agarre.

-Cambiate ahora y vamos afuera- le digo.

-Bueno- dice y se levanta.

Me pide un beso pero le muestro que todavía el labial no estaba seco. Me gira los ojos y se acerca a su armario para sacar una remera negra con unos jeans azules oscuros.

A veces enviaba a este hombre. No tenía que esforzarse nada para estar hermoso.

-¿No habían comprado más de esto?- pregunta Romina en la cocina mostrándonos un sobre.

-No sé,yo no fui esta semana- le digo saliendo al patio.

Ni siquiera había visto bien qué fue lo que me mostró. Sólo me senté en el sillón a esperar a que Marcos venga.
Me quedo mirando a uno de los perritos que habían ingresado esta semana. Eran tan tiernos los dos que no podía dejar de mirarlos.

Nunca había tenido un perro así que convivir con uno era raro para mí y con dos era demasiado. Los veía jugar entre ellos en el pasto y me reía por lo brutos que eran jugando.

-¿De qué te reís?- me pregunta Marcos saliendo al patio.

-De ellos- le digo.

-Son unos locos- me dice mirándolos- Se parecen a vos y a Dani.

-¿Qué decís?- le digo tirándole una almohada.

-Igual de locos.

-Vení acá- le digo y él se acerca sonriendo.

Se tira encima mío y yo me empiezo a reír. No tenía todo su peso encima pero me estaba pesando igual así que me reía por eso.

-Marcos me aplastas- digo y él me empieza a dar besos en el cuello para molestarme.

Me reía porque me daba cosquillas. Forcejeaba y él se reía mientras me daba besos. Los perritos se acercan al escucharnos y empiezan a querer subirse al sillón con nosotros.

-Tortolos,vengan que ya está la cena- nos dice Lucila desde la puerta.

Marcos se levanta y yo me peino. De tanto juguetear me había despeinado. Me da la mano para que me levante y se la agarro.

Adentro ya estaban casi todos sentados. Ahora los verdaderos tortolitos eran Lucila y Nacho que se andaban dando besitos mientras esperaban la comida.

La cena fue un poquito tensa aunque no estuvo mal. Se sentían los nervios por esta gala de eliminación. La cara de Juli era un poema realmente. Se sentía culpable de que Dani esté en placa.

𝐌𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐮𝐧 𝐣𝐮𝐞𝐠𝐨 | 𝖬𝖺𝗋𝖼𝗈𝗌 𝖦𝗂𝗇𝗈𝖼𝖼𝗁𝗂𝗈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora