17 - OMNISCIENTE

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2017...

-¡No te soporto! ¡¿Por qué siempre eres así?!- Dentro de aquellas 4 paredes que la gente llama hogar, una fuerte discusión puede ser escuchada incluso desde afuera.- ¡Pues yo no pedí nacer!- Dando un portazo, ella se marcha de su casa. Enojada, decepcionada y lastimada.

-¡Vuelve aquí! ¡Im Saya! ¡Te estoy hablando!- Siguiendo a su hija, la Sra.Im la alcanza del brazo.

-¡¿Qué?! ¿Ahora sí quieres actuar como una madre? ¡Llegas 17 años tarde!- Una bofetada- Creo que seguiremos contando...- Se aleja, con una marca roja en el rostro. La mujer se queda de inmóvil, aún sin terminar de comprender que había golpeado a su hija.

La joven chica comienza a correr tan rápido como le es posible, hacia la nada. Su madre siempre había sido distante, enfrascada en su trabajo y saliendo a viajes de negocios, carente de interés emocional. La joven mujer había sido criada por vecinos y maestras, pensando que una madre era alguien que solo llegaba a la hora de la cena y se marchaba al momento que salía el sol. Creció preguntándose porque aquella amorosa persona a la que todos llamaban "mamá"era tan difícil de encontrar en la mujer que compartía su apellido. Su padre nunca había formado parte de su historia, puede que se lo haya cruzado por la calle y nunca lo sabría.

Sola.

Siempre se había sentido sola, pero todos estaban demasiado distraídos como para notarlo, su sonrisa siempre lograba esconder lo rota que se sentía por dentro.

Todos tienen sus propias vidas, ella piensa.

Tengo mis propios hombros para cargar mis propias cargas, ella dice.

Tropezando y cayendo, se queda de rodillas en el medio de la calle. Quiere gritar pero respira profundo, tragándose su voz. Encontrando fuerza en sí misma, se levanta y limpia sus lágrimas, molesta por sentirse débil y derrotada.

Nunca serás como ella, ella piensa.

Amarás a las personas como se lo merecen, ella dice.

No abandonarás a los que te necesitan, se repite a sí misma.

Al volver a correr, se encuentra con una cara familiar.

-Hey... ¿Estás bien?- Después de haber visto la silueta de su amiga llorando, la espera, sabiendo que debe darle su espacio.

-Sí, solo salí a correr- Escondiéndose detrás de una excusa poco creíble, responde, tratando de disipar cualquier posible sospecha.

-Ya veo...- Lentamente camina hacia ella.

Dejando su mochila en el piso, se detiene frente a ella. La ve a los ojos, examinando sus pensamientos. Nota la marca roja en su mejilla, delicadamente coloca su mano en la mejilla sin lastimar. Trayéndola a un abrazo que sabía que ella necesitaba, sin resistencia, sin reclamos; ella se rinde en sus brazos y cálido pecho.

Sus latidos diciéndole que todo estaría bien. Su mano cepillando su cabello diciéndole que él estaba ahí para ella. Su respiración diciéndole que llorar no era de débiles.

Él entendía, aunque no lo supiera todo. Se mantuvo ahí, aunque ella no hubiera dicho ni una sola palabra.

-Gracias...- Nariz roja y ojos hinchados, pero se sentía consolada. Paz había llenado su corazón y la sensación de seguridad la resguardó. Sintiéndose rescatada y protegida, como si hubiera estado perdida y finalmente fue encontrada. Un simple abrazo de él se sintió como una cura.

-Aquí estoy. Mis hombros son más amplios que los tuyos, puedo cargar un poco más de peso.- Viéndola de nuevo, observando la tristeza en lo profundo de sus iris, un atisbo de necesidad de compañía y consuelo se abrió camino a los mismos ojos de él, rogándole que la siguiera hasta que sus rodillas dolieran y sus pies sangraran.

-Yo...- Sin poder hablar, pero no por falta de palabras. Tantas cosas que quisiera decirle en ese mismo momento, el cómo la encontró en el momento justo, cómo es que nunca se había sentido tan segura, cómo es que ya no quiere volver a sentirse sola.

-No quiero que vivas lo que yo viví. Seré para ti la persona que yo necesitaba, porque sé lo que se siente, te comprendo. No tienes que agradecerme, solo déjame ayudarte- Habiendo experimentado un corazón vacío, tenía que asegurarse de que nadie más pasara por ese camino, no ella, eso nunca.

-Es complicado... Yo soy complicada- Escenas de discusiones pasadas con su madre se reproducen en su cabeza, las duras respuestas, el abismo de silencio cada vez que ambas estaban en la misma habitación, que siempre trata de esconder su vida personal de quienes la rodean, su esfuerzo por tratar a los demás como a ella le hubiera gustado que la trataran para así enterrar cualquier sentimiento pesimista. Pero con el tiempo le pesa, y a veces se olvida de soltar la carga extra, temiendo dejar ir las cosas buenas en lugar de las malas.

-Yo también lo soy- Escenas de años pasados se reproducen en su cabeza, recordando lo difícil que fue dejar atrás los demonios que lo atormentaban. Los ahuyentó por sí mismo; hasta la fecha no sabe cómo fue capaz de hacerlo. Ahora piensa que tal vez era su deber salvar a alguien más, a ella.

-¿Puedo darte un beso...?- Atrapada por la cercanía y la densa irradiación de su sincera preocupación por ella, un impulso irrumpe sus pensamientos.

-¿Un be...? Sí...

Viéndose a los ojos, ella se le acerca poco a poco. Dulce e infinito definirían su beso. No fue apresurado, no fue superficial, no fue egoísta, no fue vacío, sino verdadero.

2 segundos, 4 segundos, 6 segundos...

Te necesitaba, y viniste; ella dice

Escuchaste mi silencio y mi dolor; ella piensa

¿Qué será este sentimiento? ¿Por qué me siento tan segura contigo?... Ella se pregunta. 

At My Worst (Esp - ATEEZ FANFIC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora