Reciprocar

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-¡Ay, ay, ay! -se quejó del dolor Kamek frotándose la mejilla hinchada, miró a su alrededor y vio que era de noche otra vez-. Genial, de nuevo tendido en el suelo hasta el anochecer, ¡¿Y me falta un diente?!.

Luego de darse cuenta murmuró enojado, se levantó mientras limpiaba el polvo de su ropa -¿Por qué ese imbécil de Bowser no solo mata a Mario y ya? -prosiguió a imitar la voz de su rey burlonamente-. ¡No quiero que esté muerto, así la princesa me va a odiar más de lo que ya lo hace! blah blah blah ¡Cobarde!

Kamek se subió encima de su escoba y voló por los cielos buscando alguna señal de Mario y su hermano.

-Veo que ya no están -rio pensando que había conseguido la victoria-. ¡Excelente!, los humanos, tan credulos como siempre.

Luego recordó el tremendo golpe que recibió de Mario a lo que este dijo con aires de superioridad:

-Si me hubiera preparado le daría un golpe más fuerte a ese estúpido enano. —Luego de aquel comentario montó su escoba voladora y se dirigió al castillo del rey Bowser.

«Puedo sentir ese reino en mis manos -habló en su mente mientras el viento soplaba sobre su rostro-. Cuando Bowser se case con la princesa Peach, aprovecharé en idear un plan para acabar con ellos dos, así el sucesor seré yo».

-JA, por no aceptar mi propuesta se llevará la muerte.

La oferta de Kamek era darle la libertad a Peach, con la condición de que le entregase el reino champiñón a cambio de que ella pueda estar junto a Mario, aprovechando la estrella de los recuerdos para borrar las memorias de los habitantes del reino, así según él ambos terminaban ganando. El como rey, ella con Mario, todos ganan.

Mas cambió de opinión, mejor tendría dos reinos para el solo, el reino de los koopas y el champiñon.

Minetras tanto en Villa Koopa

-Corazón, tráeme otra canastita por favor, tengo más comida para empacar- dijo Rosalina a unos de sus lumas verdes, este hacía soniditos de afirmación y se fue volando.

-Rosy ¿tienes alguna información sobre mi dulce amorcito y mi futuro cuñado?

-¿Futuro cuñado? -preguntó sorprendida

-¡Algún día Luigi y yo nos casaremos! -Sonrió triunfalmente-. Y lo mejor es que a mi papá le agrada mi novio, ¡dice que somos el uno para el otro!

-Me alegra mucho saberlo Daisy -comentó Rosalina tranquila-. Según mi pequeño destello dijo que en el día estaban comiendo espaguetis con albóndigas, así que están bien.

-¡Que buenas noticias!- suspiró aliviada la princesa de Sarasaland-. ¿Ya le dijiste al maestro Kinopio sobre esto verdad?

-Por supuesto que sí -afirmó con serenidad -Se alegró de saber que ambos hermanos están bien al igual que yo.

-Aún así quisiera ayudarlos en la aventura. -Dijo un poco desanimada.

-Les estamos enviando comida y nuestro apoyo princesa -comentó Rosalina tratando de animarla-. Aunque no lo veas, eso es de mucha ayuda.

-Tienes razón. -Sonrió de lado. -Pero me refiero a algo más grande, ¡quiero ayudarles de una manera extraordinaria!

De repente vino un luma azul todo alborotado, inquieto con muchas ganas de decir algo importante volando al rededor de su madre velozmente.

-¡Tranquilo mi pequeño luma! -dijo Rosalina tratando de calmar su alterada actitud-. Cuéntale a mamá despacio lo que quieres decir. -Dijo acariciando la cabeza de su hijo y abrazándolo, él se tranquilizó poco a poco, diciéndole en su oreja lo que había visto.

Perdóname (Mario x Peach) fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora