Después de que Freen se marchara, Becky intentó dormir, pero a los pocos minutos de hacerlo se volvía a despertar espantada por culpa de la misma pesadilla de antes. Debido a ello ya no pudo volver a dormirse, temerosa de vivir esa pesadilla una y otra vez.
«Eres mía...».
¿Por qué esa pesadilla de nuevo después de tanto tiempo?, ¿qué lo había provocado?, ¿O acaso su vuelta era debido a otro motivo?
Muchas preguntas y ninguna respuesta. Desearía que Freen estuviera con ella, estaba segura de que en ese momento estaría preocupada por ella al sentir lo que sentía a través de su vínculo, pero ahora tenía que atender a su amiga recién llegada.
Al pensar que Freen volvía a encontrarse con una vieja amiga que era casi como una hermana hacía que estuviera contenta por ella, pero también sentía... celos. ¿Cómo era posible? Por lo que sabía esa tal Lisa era como una hermana, así que no era posible que hubiera sentimiento amorosos ahí. Pero entonces se le ocurrió que dichos celos no eran de amor, sino de amistad.
Freen ahora tenía a su mejor amiga a su lado, en cambio ella... ya no tenía a Irin. El pensar en ella hacía que la echara de menos, que deseará que estuviera allí con ella para superar lo de las pesadillas, como otras veces.
Se preguntó que estaría haciendo ahora. Mejor eso que revivir las viejas pesadillas.
De repente alguien picó a la puerta. Ella dio un respingo al no esperarlo.
—¿Quién es?
—Soy yo, señorita Becky —dijo la voz de Jon, el leal mayordomo—. Le traigo el desayuno.
Becky respiro más calmada y le dio permiso para entrar. Cuando la puerta se abrió, un carrito lleno de comida circuló por delante del hombre que la llevaba. Al ver eso Becky se sorprendió.
—¿Qué es todo eso?
—Buenos días, señorita —dijo Jon, saludándola con una reverencia—. La ama Freen me ha mandado traerle el desayuno. Me ha indicado que le trajera todo aquello que le gustaba. Espero que todo sea de su agrado.
Escuchar que Freen había hecho aquello hizo a Becky se le dibujara una sonrisa sin poder evitarlo. Ese detalle era sumamente romántico, uno modo parecido a cuando uno lleva el desayuno a la cama de su pareja. Al despertar se había sentido con el estómago cerrado, pero el detalle de Freen hizo que de nuevo olvidara la pesadilla y tuviera un hambre canina.
—Muchas gracias, Jon. —agradeció ella con sinceridad—. Todo se ve delicioso.
Becky aprovecho que Jon estaba de espaldas a ella, preparando la mesa de la habitación, para vestirse con ropa cómoda en vez de estar solo con el camisón. Una vez lista se acercó a la mesa. El desayuno preparado era increíble; todos sus platos favoritos. Becky decidió comer un poco de todo.
Becky no lo veía, pero Jon sonreía complacido de ver que la joven humana comía con apetito todo lo que él personalmente había preparado por orden de su querida ama Freen. Estuvo a su lado sirviéndola en todo lo que necesitara, hasta que de repente alguien llamó a la puerta.
Él estuvo a punto de ir a abrir, pero la puerta se abrió antes de llegar, y se asomó la persona que menos esperaba encontrarse Becky en ese momento llamando a la habitación de Freen.
—Hola —saludó Irin desde la puerta, mirando fijamente a Becky—. ¿Podemos hablar?
* * *
Era casi mediodía y el sol ya estaba en lo más alto del cielo, brillando con toda su fuerza. Por suerte, en los terrenos de la Academia los vampiros estaban a salvo de los efectos mortales de la luz del sol.
ESTÁS LEYENDO
Academia Youkai #2
Vampirostras dar el paso de tomar la sangre de Freen, Becky estaba convencida de que nada y nadie podría separarla de Freen, pero... Los problemas no han terminado del todo. Solo ha comenzado. El pasado de Becky a llegado a la academia Youkai, y no viene s...