Como cada mañana, Víctor se encontraba en su despacho de director de la academia revisando y firmando documentos importantes. La labor de un director no tenía fin, y menos las de un centro educativo tan especial como el suyo.
Como uno de los fundadores del proyecto de Coexistencia, y como rey consorte de los vampiros, tenía el deber de que todo estuviera controlado para que la paz entre humanos y vampiros fuera una realidad y no un simple sueño.
Según los informes hasta ahora, además de algunos incidentes breves por alumnos (y otros más graves pero bien ocultados) todo estaba yendo bien. Muy pronto tendría lugar la primera Revelación; la primera toma de contacto directo de humanos con vampiros.
Tan ensimismado estaba él con ese momento que no se percató de la presencia de su secretaria, una joven de pelo rubio recogido en un elegante moño, de ojos grises, vestida con camisa blanca y falda formal negra, de pie ante su mesa.
—Siento interrumpirle, señor director.
—En absoluto me interrumpes, Lucy —dijo él con una sonrisa amable—. ¿Qué ocurre?
—Han llegado los informes de los posibles aspirantes.
Víctor se sorprendió de que dichos informes ya estuvieran a punto.
Cada año o llegaban antes, lo que significaba que eran pocos los posibles candidatos, o más de los esperados, lo que implicaba a renunciar a muchos por falta de espacio en las aulas y los dormitorios. En dichos informes se anotaba todo de cada niño y niña con talento para ingresas en la academia llegado el momento. Unos se les observaba en sus hogares, con sus familias y conocidos, otros, sin embargo, se les veía en orfanatos, sin familia que les cuide.
Los "trabajadores", por no llamarlos "espías", buscaban esos talentos por todo el mundo y una vez captado a todos en sus respectivas zonas de búsqueda, mandaban informes al rey/director, quien tenía la última palabra para aceptarlos en su escuela y así mandarles una carta de invitación para estudiar allí con todos los gastos pagados.
A Víctor le gustaba pensar que gracias a esa acción salvaba a muchos de esos niños sin familia ni futuro. Él, cuando fue humano, también fue huérfano y nadie quiso hacerse cargo, pero supo apañarselas. Hubiera seguido solo de no haber conocido a Amanda, y lo que ella era.
Ese pensamiento lo entristeció, ya que su esposa llevaba desde las fiestas fuera, cazando a su malévola hermana Karmila. Ya debería tener noticias suyas, pero nada.
Enseguida volvió a centrarse en su trabajo como director de la academia y miró a Lucy.
—¿Son muchos?
—No tantos como el año pasado. Tal vez un 20% menos. —informó ella.
Víctor asintió conforme, aunque no por ello contento con esos datos. Cuando había pocos aspirantes humanos pocas probabilidades había de que la coexistencia con los vampiros tuviera éxito. Pero al menos había suficientes para tener esperanzas.
Eso si, tener que revisarlos todos, uno por uno, sin dejarse un detalle, era agotador. Incluso para un vampiro como él. Con un gesto de la mano le indicó a Lucy que trajera dichos informes para empezar a revisarlos. La chica se marcho a por ellos, y Víctor aprovecho para terminar de firmar unos papeles pendientes.
A pesar de estar ocupado todo el tiempo, seguía añorando a su esposa.
De repente, la puerta del despacho se abrió de un portazo, dando paso a un hombre, un vampiro. Al verlo Víctor lo reconoció; era uno de los ayudantes que su esposa se había llevado consigo para dar caza a Karmila. Vio que entraba solo y maltrecho. Tuvo un mal presentimiento.
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Academia Youkai #2
Vampiretras dar el paso de tomar la sangre de Freen, Becky estaba convencida de que nada y nadie podría separarla de Freen, pero... Los problemas no han terminado del todo. Solo ha comenzado. El pasado de Becky a llegado a la academia Youkai, y no viene s...